Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

lunes, 30 de enero de 2012

Mami, yo de mayor quiero ser...


...gato. Quiero recorrer la nocturna ciudad por los tejados; que la única envidia que conozca sea la de aquel que disponga del mejor contenedor de basura. Que la soledad no me asuste.
Quiero tener cariño, pero no dueño. Hogar, pero no jaula. Quiero abarcarlo todo con una mirada, la luz y la sombra; saber dañar a quien me amenace; y acurrucarme en los brazos de quien me acaricie. Quiero un cojín al lado de la chimenea, y que ese sea mi mayor lujo; pasear todas las noches y, si así lo deseo, llorar al amanecer.
Pero sobre todo, mamá, por encima de todas las cosas: quiero caer siempre de pie.

sábado, 28 de enero de 2012

Debajo de tu cama.



"Ahora que me acuerdo… te dejé mi compañía doblada en el cajón de las camisetas bonitas. Mi mejor sonrisa está colgada junto a tu bonita chupa de piel. Los abrazos rotos creo que están en el cajón de las camisetas. Las miradas de reojo se perdieron en el espejo de la entrada, ese en el que siempre te mirabas para peinarte, antes de guiñarme el ojo y salir por la puerta, ya de buena mañana. Los paseos por la playa los guardé en el zapatero. Las fotografías, están todas colgadas por la habitación. No las quites. Nunca. Son obras de arte.
Las caras de sueño están junto al amargo café de las 7 de la mañana. Perdóname porque nunca me acordaba de apagar ni la cafetera, ni la luz de tu presencia en toda aquella oscuridad. Cuánto te echo de menos...
Ojalá algún día tengas el valor que tanto me faltó. Lo escondí entre todas esas cartas sin destinatario que escribía por las noches, cuando me encerraba en la habitación, sola. Tan cerca, y sin embargo tan lejos.
Todas las palabras que debí decirte, todas, están por el suelo del salón, desperdigadas, como las piezas de aquel puzzle que intentamos montar, sin resultado. No nos dimos cuenta de que éramos nosotros los que no encajábamos en ese marco de homogeneidad. Ése fue nuestro problema. Somos tan diferentes...
No me olvido de tus consejos, de tus ánimos y de tu optimismo. Están congelados, en la nevera, al lado de la mermelada de fresa, que tampoco tiene fecha de caducidad.
Las noches en vela, leyendo, hablando y jugando al póker. En el jardín, junto al rosal que creció igual que creció aquello que un día nos ató. Aquello que nos quemaba la piel, que nos ardía en las venas de la conciencia de la misma manera que ardían nuestras penas en la chimenea del comedor, cada vez que estábamos juntos.
Los grises días de lluvia, están todos entre las letras binarias del periódico que comprabas todas las tardes. Las tardes que llenabas de puro colorido, ése que inunda cada cuadro del pasillo.
Las canciones, tu voz, todavía resuenan entre las cuerdas de tu guitarra. Siempre tocabas mientras escribía, para que fuese literatura melódica.
Los besos evaporados deben respirarse por toda la casa. Igual que yo te respiraba cada día, 24 veces por minuto. Minutos, segundos, horas. Cuanto tiempo compartimos. Todo me lo dejé allí. En ese mismo ático de la calle Talbot, paralela al famoso barrio de Portobello.
Incluso mi misma persona, mi verdadero yo, después de correr miles de kilómetros, después de huir tan lejos, de querer escapar de mi propio deseo... sigue allí, contigo."

viernes, 27 de enero de 2012

Siete segundos.




Cuántas veces hemos deseado borrar un día, un instante, un momento, hasta un año de nuestras vidas a borrarlo todo y vaciar nuestra memoria. Cuantas veces deseamos volver a ser niños, vivir todo de nuevo, recuperar lo que se fue o dejar que el tiempo ponga las cosas en su lugar. Algunos simplemente no esperan nada del tiempo. Da lo mismo regresar o avanzar, simplemente renuncian a que el tiempo continúe su paso y se marchan con lágrimas y un largo adiós. Si deseáramos en algún momento perder completamente la memoria y plegarnos por ejemploa la frase " Empezar de nuevo" ¿cuántas cosas no perderíamos? serían como aquellas cosas que se extravían accidentalmente en una mudanza y luego se echan de menos. Perderíamos el calor del primer beso y la sensación de aquel amanecer que fue perfecto. La nostalgia por amores pasados y la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido esa primera vez. Quedarían atrás los amigos que iban a ser eternos, las cartas que nos hicieron llorar, la primera o última vez que vimos a un gran amor, los abrazos más cálidos, el día que pensamos que se iba a caer el mundo, el dolor más hermoso, la sonrisa más bonita de todas, el nacimiento del sentimiento más puro. ¿En realidad comenzamos una vida nueva o matamos otra llena de bellos recuerdos? dejamos una vida y un presente que nos da infinitas oportunidades por soñar con un futuro perfecto que no existe o si…quien sabe? ¿Vale realmente la pena perder la memoria? Yo creo que no.

miércoles, 25 de enero de 2012

Sin querer.



¿Recuerdas cuando nos conocimos? ¿Recuerdas cuando nos miramos, cuando nos sonreímos, sin querer? Cuando te chocaste conmigo, cuando me crucé contigo, cuando me invitaste a beber. Cuando preguntaste mi nombre, la fecha de nacimiento, la de día sí, día también. Cuando sin querer, no te lo podías creer. Cuando queriendo, no te lo querías creer. ¿Y recuerdas cuando, en medio de tanta gente, de tantas estrellas, de tantas cosas por hacer, sólo estábamos nosotros? ¿Recuerdas cuando nos reímos la primera, la segunda, y hasta la última vez? Cuando contamos tantos chistes, recogimos frustraciones y hasta cuando supimos que aquello no tenía razón de ser. Cuando no lo quise ver, y te pregunté qué pensabas, que sentías, que querías, aunque fuera sin querer. ¿Recuerdas cuando me explicaste el por qué? ¿Recuerdas tus ironías, mis gestos, mis manías, tus ofensas, mis decepciones y las tuyas? ¿Recuerdas cuando, a pesar de todo, de ella, de él, encontramos calor? Cuando hablamos de tantas cosas, de ellos y de ellas, de ayer, de antes de ayer, del ojalá, del quizás, y nunca del mañana. ¿Recuerdas nuestras conversaciones? ¿tus silencios? ¿Recuerdas mi histeria, mi locura? Cuando nos evitamos, nos buscamos, nos alejamos, nos acercamos, susurramos y bailamos, cuando te apartabas, me acercaba, te intimidaba y me desesperaba. ¿Recuerdas mi habitación, nuestro sillón, nuestros abrazos infinitos, que surgían sin querer? ¿las noches en vela, las recuerdas? Todas, sin querer. Y lo que más me gustaba, lo que más odiabas, lo que te encantaba, lo que ignoraba y lo que nunca llegaremos a saber. Y recuerdo tu sonrisa, tus dedos entre mi pelo, las canciones y las fotos, los kilómetros de angustia entre mi ansia y tu nosequé. ¿Recuerdas la factura del teléfono, la de la nostalgia, la del miedo a no volverte a ver? ¿y recuerdas el presentimiento, y la esperanza que deposité en tus ojos, sin apenas darme cuenta, sin querer? Recuerdo cuando ni siquiera lo quería reconocer. Cuando te escondías, pero sin querer. Y tus dudas a través del espejo, mi obsesión congelada en cubitos caprichosos, que nos esperaban, siempre puntuales, a las tres.
¿Recuerdas nuestra despedida? ¿Nuestro último abrazo, nuestra última mirada, en la que nos dijimos tantas cosas sin apenas decir nada? ¿Recordarás todo lo que nunca me confesaste, lo que vivimos, y todo lo que ni siquiera nos atrevimos a soñar? ¿Recordarás, todo aquello que nunca sucedió? ¿Me recordarás ... aunque sea, sin querer?

Sin final feliz.


Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos, esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella… Y dicen que hay un segundo gran amor; una persona que perderéis siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y os impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejaréis de intentarlo. Os rendiréis y buscaréis a esa otra persona que acabaréis encontrando. Pero os aseguro que no pasaréis una sola noche sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más… Todos sabéis de qué estoy hablando, porque mientras estabais leyendo esto, os ha venido su nombre a la cabeza. Os libraréis de él o de ella, dejaréis de sufrir, conseguiréis encontrar la paz (le sustituiréis por la calma), pero os aseguro que no pasará un día en que deseéis que estuviera aquí para perturbaros. Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas que haciendo el amor con alguien a quien aprecias.
Paulo Coelho.

domingo, 22 de enero de 2012

No me acuerdo de olvidarte.


" Y ella marchó por la calle larga y estrecha, sabiendo que por donde iba no llegaba a su destino, pero sabiendo que por ese camino no perderia su dignidad. Andando por ese estrecho lugar la rabia envolvió sus ideas, ideas de lo mismo de siempre, las mismas abundantes preguntas, las mismas escasas respuestas.. Cero de entendimiento, y la misma inestabilidad de siempre, otra vez ese vacío. Hasta que salieron de su boca las mismas palabras de siempre: "No, otra vez no. Se acabó, esta será mi última frase sobre ello."Y así dejó pasar el tiempo, esperando a algo que todavía no sabe qué, y así, esperando, pasó 194756 dias y 194783476590943752 noches."

sábado, 21 de enero de 2012

..Pam.. Pam..I WANT TO HOLD YOUR HAND...los muelles del somier marcan la base, aprieta tus manos en mi culo que mis caderas empiezan a marcar el ritmo, si, parezco un ginete galopando sobre tu cuerpo, tu eres mi precioso caballito, que coño, eres mi mágico unicornio, COME TOGETHER, tus labios se despegan suavemente, vas a susurrarme algo. A la oreja. No que ya sabes que me pierdo, no te queda aliento así que no te escucho, los beatles gritan más que tu (y que yo) y me dices sonriente, te quiero. ALL MY LOVING, una ligera gota de sudor cae desde mi pecho hasta tu frente, pupila con pupila, cuerpo con cuerpo, y lo demás es un sentimiento demasiado abstracto como para poder expresarlo, pam.. paam.. un amelocotonado nosequé se desliza por la boca de mi estómago, como una bailarina con alas de mariposa vestida de seda, me recorre por dentro y me sale por la boca acelerando, el tictac de mi corazón, espera creo que es amor. LUCY IN THE SKY WITH DIAMONDS, que cálida y arropadora es tu cama, no dejes de abrazarme, quiero sentirte cerca, lo suficiente para poder dibujar tus preciosos labios rozando mi frente. Tanto dolor, rencor, pasión, placer, recuerdos, sentimientos y momentos condensados en un lugar paralelo a todos ellos donde no hay ni espacio ni tiempo solo un constante y permanente San Valentín del que tengo muy claro que no quiero despertarme nunca.