Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

martes, 29 de enero de 2013

Es ahora.




Todo parece tan fácil, y sin embargo es tan lejano, tan efímero. Es como intentar atrapar un pájaro con las manos, imposible de abarcar, terminará volando, no está hecho para vivir en otro sitio que no sea el cielo.
A veces, me gusta bailar hasta que me duelen los pies, y sonrío hasta que se me olvida como hacerlo. Y tengo ganas de que algo llegue de verdad y me arrase por dentro. En el buen sentido claro. Y que sea algo que dure, que no se acabe cada vez que nos alejamos.
Conocí la ciudad del viento hace muchos años, la visitaba cada vez que tenía que escribir, cada noche, con sus luces de ciudad perdida. Quiero volver a esa ciudad.

Todo es tan efímero que escuchamos canciones de amor, sabiendo que algún día serán de desamor, y que las cartas que un día escribimos, con el tiempo se vuelven letras sin sentido.
Pero sin embargo, seguimos intentando atrapar esos pájaros imposibles, que algunas noches prefieren arrimarse a otros nidos que no son el tuyo. Y escribiendo cartas, y escuchando canciones de amor y buscando ciudades del viento  para perderse los días malos.

Supongo que se trata de eso, de vivir. Y claro que hay días extraños en los que parece que morimos por dentro, sin motivos…Y necesitamos un cuento, unas flores, un abrazo, un buen libro, o un pájaro. El caso es que sea lo que sea, la vida tiene esos días malos con los que una al final se acaba llevando bien. "Si sobrevives, si persistes; canta, sueña, emborráchate. Es el tiempo del frío; ama apresuradamente. Los árboles esperan; tu no esperes, este es el tiempo de vivir, el único."

domingo, 20 de enero de 2013

Pronto.

El mundo es un pañuelo pequeño con el que alguien se despide en una estación de tren y la vida es lo que pasa entre cada una de las despedidas.
En uno de estos espacios de tiempo, lo conoció. Apareció de la nada, entre la gente... Se teletransportó a su vida sin saberlo. Y en la primera conversación ya se contaron una anécdota. Porque él no tenía un principio, no empezaba con un “Erase” ni acababa con un punto final, empezaba y acababa en puntos suspensivos, como los sueños. Se mudó al centro de sus pupilas y ella aprendió a hacerlo surgir en cada sitio que miraba y a soñarlo cada vez que cerraba los ojos. Pero resultó ser, que su historia se convirtió en un insomnio mutuo, y pasaban todas las noches juntos sin estarlo, besándose sin besarse, y queriéndose sin poder evitarlo; aumentando la lista de cosas que hacer para alargar las noches, echando al cansancio de la cama y bailando tangos hasta el fin del mundo.
Ellos no pedían un “Para siempre”, ni un libro entero. Solo querían que al final de cada capítulo apareciera un enorme cartel con “Continuará” (para siempre…).

 
"Es una historia que se escribe en las postales
con la necesidad de madrugar los lunes"
Quique Gonzalez 

lunes, 14 de enero de 2013

Hoy hace frío.

Yo no te echo de menos pero, la cama está fría. Valencia está fría. Y no sabes lo pesadas que se ponen las noches preguntándome que cuando vienes. Las toallas se niegan a secarme a mí sola, el espejo del baño dice que estoy más fea desde que tú no haces el tonto desnudo bailando a mi lado. Las puertas no pueden vivir ni un segundo más sin tus portazos, mi espalda se ha acostumbrado a tus caricias y los gatos que no tengo maúllan por la noche a los gatos que tu tampoco tienes. La estantería echa de menos tus libros y mis libros a tus prólogos. Las pelusas de debajo de la cama piden ver esos calcetines a rayas de vez en cuando. Este hueco de mi lado tiene tu forma y tu nombre, la almohada te llama y las sábanas que te gustan todavía se ponen tu perfume en noches especiales. En noches como esta, que Valencia está fría, que mi cama está fría. Pero yo no te echo de menos.
  

"No hay nostalgia peor que añorar
lo que nunca jamás sucedíó"
Joaquín Sabina.

viernes, 11 de enero de 2013

Con gafas de sol.

Ella se pone sus gafas y lo ve todo. Ve futuro, ve arrugas en él y sus sábanas, ve despertares bajo ellas y veranos sin necesitarlas, ve tartas de cumpleaños con velas que cambian con los años, caras extrañas al abrir regalos y cumpleaños felices desafinados por tenerlos poco ensayados. Ve aquí y  allá, ve relojes que se derriten en la carretera, salta los charcos, deforma reflejos y rompe las reglas. Ve a sus futuros hijos, se ve valiente, se deja caer hacia atrás sabiendo que él estará siempre para cogerle o para enseñarle que el suelo tampoco es tan duro. Tararea la música que sonará el día que no se casen. Vuelve a sus siete años y está en su habitación rosa, rodeada de muñecos e historias inventadas. Sopla las velas. Ahora es verano, está en la playa y siente como la arena se queda pegada a su s pies cada vez que la pisa. Aletea sus pestañas y forma un tornado que le recuerda a su estómago aquella noche de verano que lo conoció. Se besan. Se vuelven a ver. Susurra el deseo. Se vuelven a besar. Se deja querer. Y ahora es primavera y hacen el amor. Se vuelven a besar. Y ella es feliz y sonríe, y a él le hace feliz  su sonrisa.

miércoles, 9 de enero de 2013

Hoy brindamos por nosotras.


Como si de un flechazo se tratara, como un amor a primera vista, así sin más…
Llegará ese día en el que todos los días dejarán de ser retos fallidos, tu espiral rutinaria girará de nuevo, esta vez con un rumbo distinto.
No habrán más mentiras, más escondites, más excusas, no más historias inventadas que solo acabas creyéndotelas tu mismo. El miedo desaparecerá,  ahora serán ellos, los miedos los que teman. Y  tampoco envidiarás todo lo de fuera porque sabes que en ti está lo que más quieres, entonces es cuando potencias tus virtudes, y al conocer tan bien tus defectos, ellos pasan a ser tus mejores armas. Ya no necesitas que nadie te ensalce, ya lo sabes, tú eres tu mejor amante, te gusta lo que ves, así, como eres. Las cifras pasan a ser simples números, el chocolate vuelve a ser tu gran pasión secreta, tu reflejo es bonito…tan bonito.
Algo ha cambiado, estás frente al espejo y te gusta, sonríes de manera diferente. Has comprendido las reglas del juego al que nunca quisiste jugar, tu mente era tu peor arma, y tú, tu peor enemigo. Sigues frente a él, algo está cambiando dentro de ti, sientes una sensación que echabas de menos,  ya la conoces, nada nuevo. Solo que simplemente hacía tiempo que no lo saboreabas tan de cerca…eres feliz. Muy feliz.

Clara Romero

 

Esta escrito por ella, por mi mejor amiga, por mi mejor suerte. Con este texto abrimos este 2013, juntas, como siempre. Sabiendo que sin duda, va a ser nuestro año, porque vamos a comernos el mundo, ¿A que si preciosa?

 

Que te quiero.

jueves, 27 de diciembre de 2012

A mi pequeño gran amor.





Él sonríe.
Y de repente todos los años  de evolución, toda la naturaleza, Darwin, los experimentos con guisantes, el paleolítico, el neolítico, la rueda, el fuego, la noche, el día, la caza, la pesca, la luz, Edison, la bombilla, el telégrafo, el teléfono, la paz, las banderas blancas, la ropa, vestirse, desvestirse, desnudarse, la química, la física, Einstein, Picasso, la pintura, el arte, la danza, la escultura, la escritura, Hemingway, el mar, París, la lluvia, el frio, la magia, los trucos, los tratos, lo absurdo, el amor, la velocidad, el aire, la marihuana, la medicina, los venenos, los libros, los bolígrafos, los pinceles, los lienzos, los silencios, los gritos, los orgasmos,  los susurros, las inspiraciones, las expiraciones, los abrazos y patadas. Los puñetazos y caricias. Alicia y sus maravillas, correr detrás del conejo blanco, las dudas, las certezas, el sueño,  el insomnio, el chocolate, la vainilla y el coco. Ir al cine, al teatro, correr, actuar, bailar,  besar, lamer, reír, disfrutar, hacer el amor, la felicidad, la vida…todo, de repente todo tiene sentido.




miércoles, 19 de diciembre de 2012

Más grande que todo.

 



Como si estuvieras en una gasolinera en medio del desierto,  en silencio, escuchándote solo a ti, moviendo el aire con las manos.  Como si el tiempo fueran unas hormigas recorriendo tu espalda, como si algo te apretara tan fuerte el pecho que no te dejara ni respirar. Como sobrevivir al tiempo y a lo injusto. Como subirse a una montaña rusa y desabrocharse el cinturón, como dejarse caer al vacío gritando  con impotencia. La soledad en todas sus manifestaciones, una taza de café caliente y solitario, abandonada y olvidada en medio de la cocina. La hoja de un libro arrancada, volando por las calles de la ciudad, como enterrar un recuerdo, como tapar con un puñado de piedras el laberinto (a veces dañino) de la memoria.

Como sobrevivir a la nostalgia, dormir sin poder hacerlo. Coger el metro, y sonreír a desconocidos, leer hasta que las palabras se te salgan por los ojos, beber hasta que los recuerdos desfilen uno a uno delante de ti. Y entonces, te burles y te rías de todos esos que te hicieron daño. Guardar el corazón en una botella en la nevera. O mejor, congelarlo todo. Congelarte por dentro…

 
El pasillo parece largo, la habitación a veces resulta un túnel sin salida, y ni siquiera gritar sirve para algo.  Así que lo que tienes que hacer es: “Abre la persiana, suéltate el pelo, y baila por el pasillo” cuando hayas acabado, párate a mirar todo lo que te rodea, y entonces date cuenta de que todo absolutamente todo es bonito, y si no lo es, es cuestión de horas  que lo sea.
Tú eres mucho más grande que la tristeza. Mucho más grande que todo, tienes una sonrisa más grande que nadie y el mundo te echa de menos. Ahora baila.


 
“Hay que tener fe en uno mismo, ahí reside el secreto.
Aun cuando estaba en el orfanato
y recorría las calles buscando qué comer para vivir,  incluso entonces,
me consideraba el actor más grande del mundo.
Sin la absoluta confianza en sí mismo, uno está destinado al fracaso”
 
Charles Chaplin.