Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

lunes, 4 de febrero de 2013

Cobardes.




“Érase una vez un cuento sin principio,  tú y yo desnudos entre la introducción y el desenlace que existe entre los abrazos que no nos dimos de verano a primavera. Entre el sol, y el nacimiento de las flores”  Ella.
Ella tenía la (in) sana manía de vivir en su mundo, a su ritmo y con sus reglas. No es que todo le diera igual, simplemente era así. Alocada y sonriente, con el mundo atrapado en cada gesto y en cada mirada de su vida. Suspiraba con la danza y los finales felices, pero no era una romántica como otra cualquiera ni mucho menos, quería un amor, sí…un amor de esos de verdad, de los que le hacen a una suspirar más de la cuenta, y reír más de la cuenta, y hacer el amor más de la cuenta, una vez tras otra sin desgastar ni una pizca de su inagotable energía. (No no, espera…de todas estas cosas nunca puede haber un “más de la cuenta”).

El caso es, que había un problema en toda esta historia.
Élél no había aparecido. O quizá sí y ella no lo sabía. Y que todavía no habían hecho el amor, ni se habían reído más de la cuenta, ni habían suspirado tampoco. Hablo de ellos, está claro que ella había reído más de la cuenta, y suspirado y hecho el amor! Y él también. Pero claro, sin final feliz,  no eran ellos.

Supongo que igual es porque no habían tenido ocasión de enamorarse. Ni de conocerse. Ni de hacer el amor, ni de suspirar siquiera. Y quién sabe si la tendrían…La vida da tantas vueltas que una no sabe qué pasará mañana, ni pasado ni al otro.

Yo solo sé que ellos estaban desnudos en una cama, y que no había desenlace posible.
 
 
 
 

martes, 29 de enero de 2013

Es ahora.




Todo parece tan fácil, y sin embargo es tan lejano, tan efímero. Es como intentar atrapar un pájaro con las manos, imposible de abarcar, terminará volando, no está hecho para vivir en otro sitio que no sea el cielo.
A veces, me gusta bailar hasta que me duelen los pies, y sonrío hasta que se me olvida como hacerlo. Y tengo ganas de que algo llegue de verdad y me arrase por dentro. En el buen sentido claro. Y que sea algo que dure, que no se acabe cada vez que nos alejamos.
Conocí la ciudad del viento hace muchos años, la visitaba cada vez que tenía que escribir, cada noche, con sus luces de ciudad perdida. Quiero volver a esa ciudad.

Todo es tan efímero que escuchamos canciones de amor, sabiendo que algún día serán de desamor, y que las cartas que un día escribimos, con el tiempo se vuelven letras sin sentido.
Pero sin embargo, seguimos intentando atrapar esos pájaros imposibles, que algunas noches prefieren arrimarse a otros nidos que no son el tuyo. Y escribiendo cartas, y escuchando canciones de amor y buscando ciudades del viento  para perderse los días malos.

Supongo que se trata de eso, de vivir. Y claro que hay días extraños en los que parece que morimos por dentro, sin motivos…Y necesitamos un cuento, unas flores, un abrazo, un buen libro, o un pájaro. El caso es que sea lo que sea, la vida tiene esos días malos con los que una al final se acaba llevando bien. "Si sobrevives, si persistes; canta, sueña, emborráchate. Es el tiempo del frío; ama apresuradamente. Los árboles esperan; tu no esperes, este es el tiempo de vivir, el único."

domingo, 20 de enero de 2013

Pronto.

El mundo es un pañuelo pequeño con el que alguien se despide en una estación de tren y la vida es lo que pasa entre cada una de las despedidas.
En uno de estos espacios de tiempo, lo conoció. Apareció de la nada, entre la gente... Se teletransportó a su vida sin saberlo. Y en la primera conversación ya se contaron una anécdota. Porque él no tenía un principio, no empezaba con un “Erase” ni acababa con un punto final, empezaba y acababa en puntos suspensivos, como los sueños. Se mudó al centro de sus pupilas y ella aprendió a hacerlo surgir en cada sitio que miraba y a soñarlo cada vez que cerraba los ojos. Pero resultó ser, que su historia se convirtió en un insomnio mutuo, y pasaban todas las noches juntos sin estarlo, besándose sin besarse, y queriéndose sin poder evitarlo; aumentando la lista de cosas que hacer para alargar las noches, echando al cansancio de la cama y bailando tangos hasta el fin del mundo.
Ellos no pedían un “Para siempre”, ni un libro entero. Solo querían que al final de cada capítulo apareciera un enorme cartel con “Continuará” (para siempre…).

 
"Es una historia que se escribe en las postales
con la necesidad de madrugar los lunes"
Quique Gonzalez 

lunes, 14 de enero de 2013

Hoy hace frío.

Yo no te echo de menos pero, la cama está fría. Valencia está fría. Y no sabes lo pesadas que se ponen las noches preguntándome que cuando vienes. Las toallas se niegan a secarme a mí sola, el espejo del baño dice que estoy más fea desde que tú no haces el tonto desnudo bailando a mi lado. Las puertas no pueden vivir ni un segundo más sin tus portazos, mi espalda se ha acostumbrado a tus caricias y los gatos que no tengo maúllan por la noche a los gatos que tu tampoco tienes. La estantería echa de menos tus libros y mis libros a tus prólogos. Las pelusas de debajo de la cama piden ver esos calcetines a rayas de vez en cuando. Este hueco de mi lado tiene tu forma y tu nombre, la almohada te llama y las sábanas que te gustan todavía se ponen tu perfume en noches especiales. En noches como esta, que Valencia está fría, que mi cama está fría. Pero yo no te echo de menos.
  

"No hay nostalgia peor que añorar
lo que nunca jamás sucedíó"
Joaquín Sabina.

viernes, 11 de enero de 2013

Con gafas de sol.

Ella se pone sus gafas y lo ve todo. Ve futuro, ve arrugas en él y sus sábanas, ve despertares bajo ellas y veranos sin necesitarlas, ve tartas de cumpleaños con velas que cambian con los años, caras extrañas al abrir regalos y cumpleaños felices desafinados por tenerlos poco ensayados. Ve aquí y  allá, ve relojes que se derriten en la carretera, salta los charcos, deforma reflejos y rompe las reglas. Ve a sus futuros hijos, se ve valiente, se deja caer hacia atrás sabiendo que él estará siempre para cogerle o para enseñarle que el suelo tampoco es tan duro. Tararea la música que sonará el día que no se casen. Vuelve a sus siete años y está en su habitación rosa, rodeada de muñecos e historias inventadas. Sopla las velas. Ahora es verano, está en la playa y siente como la arena se queda pegada a su s pies cada vez que la pisa. Aletea sus pestañas y forma un tornado que le recuerda a su estómago aquella noche de verano que lo conoció. Se besan. Se vuelven a ver. Susurra el deseo. Se vuelven a besar. Se deja querer. Y ahora es primavera y hacen el amor. Se vuelven a besar. Y ella es feliz y sonríe, y a él le hace feliz  su sonrisa.

miércoles, 9 de enero de 2013

Hoy brindamos por nosotras.


Como si de un flechazo se tratara, como un amor a primera vista, así sin más…
Llegará ese día en el que todos los días dejarán de ser retos fallidos, tu espiral rutinaria girará de nuevo, esta vez con un rumbo distinto.
No habrán más mentiras, más escondites, más excusas, no más historias inventadas que solo acabas creyéndotelas tu mismo. El miedo desaparecerá,  ahora serán ellos, los miedos los que teman. Y  tampoco envidiarás todo lo de fuera porque sabes que en ti está lo que más quieres, entonces es cuando potencias tus virtudes, y al conocer tan bien tus defectos, ellos pasan a ser tus mejores armas. Ya no necesitas que nadie te ensalce, ya lo sabes, tú eres tu mejor amante, te gusta lo que ves, así, como eres. Las cifras pasan a ser simples números, el chocolate vuelve a ser tu gran pasión secreta, tu reflejo es bonito…tan bonito.
Algo ha cambiado, estás frente al espejo y te gusta, sonríes de manera diferente. Has comprendido las reglas del juego al que nunca quisiste jugar, tu mente era tu peor arma, y tú, tu peor enemigo. Sigues frente a él, algo está cambiando dentro de ti, sientes una sensación que echabas de menos,  ya la conoces, nada nuevo. Solo que simplemente hacía tiempo que no lo saboreabas tan de cerca…eres feliz. Muy feliz.

Clara Romero

 

Esta escrito por ella, por mi mejor amiga, por mi mejor suerte. Con este texto abrimos este 2013, juntas, como siempre. Sabiendo que sin duda, va a ser nuestro año, porque vamos a comernos el mundo, ¿A que si preciosa?

 

Que te quiero.

jueves, 27 de diciembre de 2012

A mi pequeño gran amor.





Él sonríe.
Y de repente todos los años  de evolución, toda la naturaleza, Darwin, los experimentos con guisantes, el paleolítico, el neolítico, la rueda, el fuego, la noche, el día, la caza, la pesca, la luz, Edison, la bombilla, el telégrafo, el teléfono, la paz, las banderas blancas, la ropa, vestirse, desvestirse, desnudarse, la química, la física, Einstein, Picasso, la pintura, el arte, la danza, la escultura, la escritura, Hemingway, el mar, París, la lluvia, el frio, la magia, los trucos, los tratos, lo absurdo, el amor, la velocidad, el aire, la marihuana, la medicina, los venenos, los libros, los bolígrafos, los pinceles, los lienzos, los silencios, los gritos, los orgasmos,  los susurros, las inspiraciones, las expiraciones, los abrazos y patadas. Los puñetazos y caricias. Alicia y sus maravillas, correr detrás del conejo blanco, las dudas, las certezas, el sueño,  el insomnio, el chocolate, la vainilla y el coco. Ir al cine, al teatro, correr, actuar, bailar,  besar, lamer, reír, disfrutar, hacer el amor, la felicidad, la vida…todo, de repente todo tiene sentido.




miércoles, 19 de diciembre de 2012

Más grande que todo.

 



Como si estuvieras en una gasolinera en medio del desierto,  en silencio, escuchándote solo a ti, moviendo el aire con las manos.  Como si el tiempo fueran unas hormigas recorriendo tu espalda, como si algo te apretara tan fuerte el pecho que no te dejara ni respirar. Como sobrevivir al tiempo y a lo injusto. Como subirse a una montaña rusa y desabrocharse el cinturón, como dejarse caer al vacío gritando  con impotencia. La soledad en todas sus manifestaciones, una taza de café caliente y solitario, abandonada y olvidada en medio de la cocina. La hoja de un libro arrancada, volando por las calles de la ciudad, como enterrar un recuerdo, como tapar con un puñado de piedras el laberinto (a veces dañino) de la memoria.

Como sobrevivir a la nostalgia, dormir sin poder hacerlo. Coger el metro, y sonreír a desconocidos, leer hasta que las palabras se te salgan por los ojos, beber hasta que los recuerdos desfilen uno a uno delante de ti. Y entonces, te burles y te rías de todos esos que te hicieron daño. Guardar el corazón en una botella en la nevera. O mejor, congelarlo todo. Congelarte por dentro…

 
El pasillo parece largo, la habitación a veces resulta un túnel sin salida, y ni siquiera gritar sirve para algo.  Así que lo que tienes que hacer es: “Abre la persiana, suéltate el pelo, y baila por el pasillo” cuando hayas acabado, párate a mirar todo lo que te rodea, y entonces date cuenta de que todo absolutamente todo es bonito, y si no lo es, es cuestión de horas  que lo sea.
Tú eres mucho más grande que la tristeza. Mucho más grande que todo, tienes una sonrisa más grande que nadie y el mundo te echa de menos. Ahora baila.


 
“Hay que tener fe en uno mismo, ahí reside el secreto.
Aun cuando estaba en el orfanato
y recorría las calles buscando qué comer para vivir,  incluso entonces,
me consideraba el actor más grande del mundo.
Sin la absoluta confianza en sí mismo, uno está destinado al fracaso”
 
Charles Chaplin.
 

domingo, 28 de octubre de 2012

Bienvenido frío.





Entre el frío imagino mil historias. Creo ver a un importante banquero, tirando al aire millones de billetes y escapando de su vida. Una estudiante que vive sola y da de comer a sus peces de colores, mientras escucha en las noticias que el mundo cada día está peor y nadie hace nada. La viejecita del primer piso pasea a su perrito porque no tiene nada mejor que hacer, eso, y cocinar para uno los mejores manjares. Un niño dibujando por primera vez el sol, y escribiendo al lado: “Para ti, mami”. Una viuda que ha perdido a su marido años atrás y le escribe todas las noches. “Por aquí todo sigue igual de triste,  aunque esta mañana he sonreído porque el perro de la vecina se llamaba como tú, Alfredo, curioso nombre.  También porque nuestro hijo me ha regalado un dibujo precioso, en el que tú lo iluminabas todo”. Esta noche la estudiante del ático ha invitado a cenar al importante banquero, lo único que sabe cocinar, pollo al horno. Pero ella sabe que lo importante es el postre, sonríe mirándose al espejo. Se pone algo de rímel y espera a que llegue la hora: 22:00. Una pareja adolescente se besa y apura el último latido antes de que llegue el último autobús. Se besan como quién no ha besado nunca y esta loco por comerse el mundo de un bocado. Un mendigo en la esquina se resguarda del frío fumando lo que queda de una colilla que ha encontrado en el suelo. Observa la escena y recuerda su primer amor. La chica enamorada vuelve a casa, Con la ropa arrugada, los labios rojos e hinchados, y una sonrisa llena de sueños. Su padre el banquero tiene una cita, por lo que llegará tarde, de nuevo está sola en casa. Su padre se come a su cita a besos y ha dejado el postre en el plato, toca comerse por dentro y dejarse de tartas. Esa noche llega a casa con 10 sueños más y 10 años menos. El mundo está cada día peor, los días van y vienen cómo trenes sin estación. Hay personas que mueren, otras que siguen viviendo pero están muertas, que no saben dónde buscarse. El periódico de hoy recomienda que nos amemos, que olvidemos el pasado y el futuro. Que vivamos cada día cómo si fuera el último. “Haz todo lo que sientas, y siente todo lo que hagas” Así reza el titular. Y este frío se me antoja precioso. Y hay días montaña en los que tienes que escalar, y noches preciosas si terminan contigo. Podemos ser como los adolescentes que se aman sin pensar el mañana, o como el importante banquero y su cita, rompiendo los muelles del colchón a base de felicidad. Os juro que he aprendido algo en estos años, y es lo importante que resulta volver a casa sonriendo por las noches. Pese al tedio, la rutina, el gris…pese a todo, tenemos que disfrutar de lo precioso que puede llegar a ser la rutina.

sábado, 27 de octubre de 2012




Hablábamos de canciones, de los Rolling, de que un puente no se sostiene de un solo lado, de la poesía en las azoteas, de los platos colocados con sumo cuidado sobre la mesa, una flor en un jarrón, justo en medio, y los rayos de sol entrando por la ventana. De que tengo una floristería debajo de mi casa, y la mujer que trabaja allí hace ramos de rosas cada mañana. Ya nadie regala ramos de rosas. Y tú, que hueles a invierno, a frio, y tu espalda eterna y segura, donde ya no duermo desde hace mucho.

Hablábamos de que hace demasiado que no cojo un tren y me escapo unos días. Y que el amanecer desde la playa es lo más bonito que hay. Y que cada noche cenábamos arroz tres delicias buscándole las delicias, que nunca tenía, que eran dos guisantes y un trozo de zanahoria. Y que en esta casa pasan las horas muy  lentamente y sin embargo, nunca tengo tiempo de nada.  Quién me ha visto volar sabe que puedo llegar muy alto. Y que hoy tengo ganas de volar, y escapar de aquí. De coger el primer vuelo que pase con destino a algún lugar. A perderme, para volver a encontrarme otra vez. Y tengo ganas de enamorarme , y de vivir con sonrisa permanente,  y de llorar de la risa hasta que mi tripa no pueda más.  Y de soñar con los pies al compás de Beethoven.

 Y que me sobran las ganas, los miedos, la ilusión, la sonrisa, las inseguridades, la indecisión, la responsabilidad, la locura…Que me sobran los motivos.


 
"Más de cien palabras, más de cien motivos
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena."


viernes, 26 de octubre de 2012

Eternos.




Ya no verás mi habitación. Ni el rosa de mis paredes. Ni el cuadro de la Gran Manzana que cuelga de ellas. Ya no te pararás a ver todas las fotos colgadas, que hacen cada rincón tan mío. Ni leerás todas las frases que rodean mi puerta y que nunca te dije. Ya no sabrás que libros llenan mis estanterías, ni cuantas revistas de moda impregnan mi habitación. Nunca verás mi lista de cosas por hacer antes de morirme. Ni mi colección de zapatillas de ballet. Nunca verás lo grande que es mi nuevo armario, y tampoco todos los recuerdos que he metido  en él. No verás mi reloj  de flores de los años 50, que hace tiempo dejó de marcar las horas. Ni mi póster de algún café de Paris donde volveré algún día. Ya no verás mi colcha, ni mis ojos ilusionados y orgullosos al contarte que me la hizo la persona más importante de mi vida. Nunca sabrás lo que ven mis ojos cada vez que me asomo a la ventana. Y ya no nos tumbaremos en mi cama para callar a los vecinos con nuestros orgasmos.

Alguien me dijo que mientras no elijamos, todo es posible. Aunque esta vez, contigo ya no lo es. Yo ya elegí hace mucho que tú no eras para mí. Y que mi habitación ya no olía a ti.
 
 
 
 
"No quise retenerla ¿De qué hubiera servido deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo mirando por
encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa,
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno."
 J.Sabina.

domingo, 7 de octubre de 2012

Se trata de quererte sin más.





Él es de esas personas que te llenan la vida muchas veces solo con estar en ella. Él es de esas personas a las que te quedarías abrazada horas y horas, sin necesitar ningún motivo. Él es de esas personas que usa métodos extraños e injustificables para demostrar su amor, su cariño. Él es de esas personas que ni con distancia o peleas se las puede alejar.  De esas que una ama de forma inexplicable de la noche a la mañana, y así todos los días. Aunque discuta con él, también todos los días, o casi. Él es de esas personas que se convierten en tu talón de Aquiles cuando lo tocan o le hacen daño, aunque no se lo digas, el dolor termina siendo compartido. Él es de esas personas irremplazables siempre, que necesitas contigo. Él es de esas personas que no se pueden calificar, porque sencillamente para mí, es y será el mejor en todo lo que haga. Esto va por él, y por las pocas veces que le digo que lo quiero. Aunque lo quiera más que a nadie.
 
 
 
"Y morirme contigo si te matas,
y matarme contigo si te mueres,
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren."
J.Sabina.


domingo, 30 de septiembre de 2012

Ojos tristes.




Lo peor de todo son las noches solitarias, las cartas sin destino, el corazón girando en espiral y el estómago hecho un nudo. Lo peor son los camiones de basura despertándonos de madrugada, ese silencio lleno de ruido. Que nos mata. Que te mata. Lo peor son las mañanas en las que no sabes si ponerte un vestido porque tu cuerpo no es capaz de brillar hoy, ni de bailar por el pasillo. Y  la cafetera, y su sonido, y el café amargo e insípido. Y no hay nada en esas mañanas grises y frías que te rescate. Las ojeras antes de entrar a clase. Sin sonrisa. Las agujas del reloj haciendo de las suyas en tu contra.

Las noches sin estrellas.

Y tú, que  ya no me invitas a bailar, ni te pierdes en mis ojos, que ya no sabes ni el color que tienen. Los libros de mi mesita me están gritando palabras. Y yo, sigo ignorándolos sin querer. Y sin embargo, los amantes se siguen besando bajo la lluvia, aun en estos días grises.

Lo peor es que todas las canciones hablan de amor, y que yo ya olvidé tus lunares. Que las luces de la ciudad ya no alumbran nuestras noches, y aquí todo ha empezado a olvidarse demasiado deprisa. Es el principio del fin, todo suena igual que esa noche que te hice el amor sabiendo que era la última, como cuando en esa montaña rusa mi sonrisa salió volando por los aires. Siempre tuviste los ojos tristes, y he de confesarte que me gustaron nada más verlos. Solo puedo decirte que, hasta otro día, ojos tristes, ojos grises.




                                                                                                      "La libertad de su amor
                                                                                                          era no pedir ni esperar nada."

jueves, 27 de septiembre de 2012

Juegos de azar.


 
 



No creía en el amor, ni en las casualidades, ni en el factor sorpresa, ni en los besos a escondidas, ni en las miradas que enamoran. Por eso, empecé a buscar algo en lo que podía creer. Y de todas las cosas posibles, me quedé contigo. Siempre me dijeron que algunas veces se perdía y otras se ganaba. Pero yo estaba acostumbrada a ser ganadora. Siempre. Y tuviste que llamar a mi puerta para demostrarme que es cierto eso de que algunas veces se pierde. Contigo perdí mucho más que los granizados de limón en las noches de verano, mucho más que los versos susurrados a media tarde, mucho más que las estrellas que traías cada noche a mi cama. Queriéndome más que nunca. Queriéndote más que a nadie.  Me perdí a mi misma…y también a ti. Te llevaste mi sueño, y mis ganas de dormir. Dejaste un hueco en mi cama, sin embargo, en mis recuerdos llenaste todo el espacio posible. Con tantas imágenes felices, con tantas sonrisas, respirando esa sensación que hace tanto tiempo que no tengo, que quizás no sepa ya ni a qué sabe.  

Ahora la película ha terminado, apareció” The end” en la pantalla, bien grande, para que lo viera de una vez. Para que me diera cuenta de que esas noches entre sábanas violetas,  risas, miradas y gemidos, se habían esfumado. Ya no estaban. Y puede que algún día regresen, y puede también… que esta vez gane yo.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Ya nunca estabas.




Escribí, por ejemplo, que quería escuchar el mar en tu pecho cada tarde, que aun éramos jóvenes, no podíamos dejar que nuestros sueños se deshicieran. Te abracé y perdí mis uñas de colores por tu espalda, en un abrazo interminable que luchaba contra el tiempo. Bajé la persiana, para que nadie nos viera, para esconderme del mundo contigo. Jugamos a viajar en el tiempo. Estuvimos en el futuro, en cada una de las ciudades que teníamos que ver, nos abrazamos en todas las posturas posibles, nos besamos hasta que descubrimos que todavía sabíamos a mar. Éramos un mar lleno de mareas y barcos. Te escribí: “Quédate conmigo”.

Sin embargo,  ahora se que no habrán más inviernos, ni primaveras. Que no existe un siempre, apenas un ahora. Y que nunca podremos ser más eternos que el tiempo. Escribí también que ayer bailamos, sin ropa, en una pista de baile con sábanas violetas. Y que te quise como a nadie.

-A veces no se puede querer tanto- Te dije, y sonreí. Como quién despide un tren, sabiendo que no volverá a pasar por ese lugar. Sabiendo que no nos queda más que un puñado de recuerdos que pasarán a ser nuestros siempre. Puede que un día te encuentre por esta ciudad, y ya no reconozca ni tus ojos, ni tu pelo, ni tu sonrisa. Puede que me haya cambiado el nombre y me dedique a viajar por todo el mundo con maletas, llenas de vestidos imposibles.  Puede que siga odiando el color marrón, el frio y las conversaciones a medias. O puede que no.

lunes, 3 de septiembre de 2012

" Perdonad, estábamos jugando al escondite"





Habíamos escapado sin mirar atrás, recorriendo carreteras interminables en un bonito descapotable. Comiendo en pueblos perdidos cercanos a alguna carretera, con mi vestido azul cielo y tú, con tu camisa blanca, llenos de vida. Yo te decía frases dramáticas cada vez que parábamos a repostar y tú me besabas como si no me fueses a ver nunca más.  Paseábamos por la playa con las maletas en la mano, tumbándonos a dormir en la arena, con un sol que no perdona. Nos queríamos por las noches, y hacíamos el amor por las mañanas. Después del “Buenos días, preciosa” tocaba buscar un buen sitio para desayunar. Nos perdíamos en el café, y no necesitábamos decirnos nada, con mirarnos sabíamos hacía donde iba a continuar nuestro viaje. Éramos el destino del otro.

Y la vida eran esos instantes, los semáforos que nos hacían pararnos a respirar. Los desayunos inesperados y las cenas en medio de la nada, simulando escapar del tiempo. Escapando de los relojes. Y tú contándome aquella película de “La vida es bella” mientras yo me quedaba dormida escuchándote, sintiéndome segura contigo. Tranquila.

 Y así pasaban los días, nosotros como protagonistas de una película que nunca se rodaría. En un viaje hacía “ninguna parte”, sin duda, el mejor lugar del mundo.

sábado, 14 de julio de 2012

Y tú, tan frágil.



 
La erótica de la intimidad, la lavadora girando como si no hubiera un mañana. Como si no existiera hoy. Como si este suelo fuera un lago azul, helado. Como el lago del círculo polar al que miraba África, sin esperanza. Ese lago que está por toda la casa y se obstina en creerse infinito. Todos los muebles flotando, y tú tan flaca. Tan desnuda. Tan frágil. En este lago no hay barcos, ni peces nadando, sólo cucharas, tenedores y fotografías desnudas. Estás tumbada en la bañera. El agua se va desbordando, y cada gota de agua se estrella en el lago, como el latido de un corazón que se apaga. Tienes los ojos cerrados. Te cansaste de leer, de buscar, de seguir el ritmo. Todo lo que querías se había esfumado. Y tú te habías escondido en la bañera para que el lago nunca existiera, pero existía, y estaba lleno de ausencia. La pintura de la pared se iba cayendo. Los marcos de las fotos, la televisión había dejado de funcionar. La ausencia de tu corazón se había convertido en un lago helado. Ya nada existía. Supongo que era el final. El final de algo que nunca fue.

jueves, 21 de junio de 2012

Con las mejores vistas.




Era la típica que adoraba ver las estrellas desde la azotea. De las que te decían “pero ese vestido es increíble”, llevándose las manos a la boca y con los ojos abiertos como platos.  Perdía la vida por vivir y no dejaba que el tiempo la matara (nunca). Removía el café planeando el siguiente ataque. Corría descalza entre el tráfico de las noches sintiendo la libertad en cada poro de su piel morena. No quería estar muerta.  Estar viva era vivir con todas las letras. Te llevaba a la luna si querías y si no te la traía a casa por las noches. Te quitaba la ropa cuando quería sentirte lejos y te abrazaba cuando quería sentirte cerca. Sabía que pasaría una vida ajetreada de llantos y sonrisas por aquel corazón loco que tenía. Pero aquí estaba para eso.  Si el corazón gritaba,  se subía a una montaña  y sacaba todo lo que llevaba dentro.  Y si dolía la vida, sacába las uñas y luchába contra ella. Si nada le llenaba, buscaba entre el tráfico de las aceras ese algo.  Porque la vida es bonita,  puta a veces y éfimera.  Y  tenemos que dejar nuestra pequeña huella en este mundo giratorio que a veces nos marea . Así que sonríe, escribe, baila, dibuja, corre y vuela en sueños. Pinta corazones en las paredes cuando te guste el amor, y táchalos cuando este se vuelva del otro lado.

La vida es una noria, cuando estas arriba tienes que aprovechar todas las vistas y gritar. Cuando estas abajo solo tienes que esperar paciente  la subida (que siempre llega.) Si quieres claro. ¿Y sabéis que? Desde aquí,  últimamente veo el cielo.

martes, 12 de junio de 2012

Adelante bonita.




Cuéntame si sabes lo que es estar en lo alto de la torre Eiffel y vislumbrar toda la vida que hay a su alrededor, si alguna vez has sentido mariposas subiendo por tu columna vertebral mientras el avión subía hacia el cielo. Si has follado hasta quedar exhausto y después has abrazado hasta odiar el amor. Si vuelas, sueñas, escribes y lees, si te has bañado en la playa por la noche, sientiendo el mar de verdad, el frío, el miedo arañándote las piernas. Quizás nunca te has asomado a ver las estrellas una noche de verano. Cuéntame si alguna vez te has puesto en medio de una  carretera y has gritado hasta ensanchar el alma. Si te has quemado con el café y has maldecido la vida por un segundo , si te has puesto su camisa tras una noche de guerra y has preparado el desayuno con una bonita sonrisa (las sonrisas siempre lo son). Si vives con la vida atrapada entre los dientes. Cuéntamelo, y no olvides que el mundo esta ahí fuera, sentado esperando a que te decidas a conquistarlo.

lunes, 11 de junio de 2012

Nieve.



Lo que no sabía hasta ese 7 de febrero era que la nieve me daba suerte. Que bailar bajo la nieve era mejor aún que bailar bajo la lluvia. Intentar atrapar los copos, mientras el viento te acaricia la cara y parece que el tiempo se para, que el mundo se rinde ante tus pies de bailarina soñadora. Y la nieve va cubriendo los abrigos, las sonrisas, dibujando formas sobre los paraguas. La gente parece feliz tras la bufanda, el gorro y los guantes. Entonces recordamos que estamos más vivos que nunca sin quererlo, y por eso, nosotros, como refugio antes ese frío no hacíamos otra cosa que mordernos,  rasgarnos, gustarnos…nos tentábamos sabiendo que íbamos a rompernos, (a rompernos la ropa, claro). Pero eso era lo de menos, estaba nevando, y estábamos juntos. A oscuras, desnudos, conociéndonos a tientas (una vez más). Cómo si nunca hubiéramos estado tan cerca, como si no hubiera un mañana y la nieve lo hubiera cambiado todo. Y seguíamos allí, en aquella casa de piedra en lo alto de la montaña, rodeada de nieve, de frío y de vida. Contándonos historias que solo entendían los tejados y las antenas de aquel lugar...
Hoy sin embargo, estoy aquí, tirada en la cama escribiendo y sonriendo pensando en aquel soñado 7 de febrero, aquella mañana del dos de enero.