En el laberinto. Tu por un lado y yo por el otro. Por si no
fuera lo bastante complicado con uno solo buscando y el otro en el centro.
El centro cambiando de sitio cada segundo.
Los caminos cambiando
cada día y las brújulas que indican nuestro camino al norte averiadas por vivir
en un continuo barco sin rumbo fijo.
Tu por un lado y yo
por el otro.
En un continuo buscar para no encontrar, como todo lo
contrario a lo que nosotros queremos, porque en realidad, nacimos en el centro
e intentamos escavar para volvernos a encontrar en un lugar en el que el calor
no nos mate. Pero tampoco el frío.
Sucios de tierra hasta las orejas, imperfectos pero felices.
Quizá moriríamos sin
calor, y quizá nuestro sitio tampoco fuera el centro.
“Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que íbamos a
encontrarnos”
"El amor es una catástrofe espléndida: saber que te vas
a estrellar contra una pared, y acelerar a pesar de todo: correr en pos de tu
propio desastre con una sonrisa en los labios; esperar con curiosidad el
momento en que todo se va a ir al carajo. El amor es la única decepción programada,
la única desgracia previsible que deseamos repetir."
Frédéric Beigbeder