Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

domingo, 26 de mayo de 2013

Todos los puentes están enamorados de un suicida.


 
Los últimos días habían sido caóticos. Grises por la mañana y color otoño por las tardes. El parte meteorológico anunciaba miles de días grises ya que había entrado una borrasca por el ventrículo izquierdo, y era imposible una ola de calor ahora.
Recomendaban paraguas día y noche, y sobre todo cuándo pisaras la habitación. Llueve demasiado en lugares cerrados, hay que tener cuidado.
Los días tostándose al sol se habían acabado.
Los besos en la playa y en habitaciones secretas, también entre la gente que pasaba deprisa a nuestro lado, esos besos… alguien los había robado. Los buscamos por toda la ciudad cada noche, sin rastro alguno de ellos. También buscamos las mejores películas del mundo, las canciones más bonitas y aquellos abrazos eternos.
El último año había sido increíble, sonreía a todas horas sin sonreír, o sonriendo qué más da.

Y ahora, ahora llueve. Pero nosotros habíamos dicho hasta dentro de diez mil años, y aún nos quedan 9.999.


"Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría. Que me encanta mirarte y que te hago mío con solo verte de lejos. Que adoro tus lunares y tu pecho me parece el paraíso. Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser."


domingo, 19 de mayo de 2013

Sin rumbo fijo.





En el laberinto. Tu por un lado y yo por el otro. Por si no fuera lo bastante complicado con uno solo buscando y el otro en el centro.

El centro cambiando de sitio cada segundo.

Los caminos cambiando cada día y las brújulas que indican nuestro camino al norte averiadas por vivir en un continuo barco sin rumbo fijo.

 Tu por un lado y yo por el otro.

En un continuo buscar para no encontrar, como todo lo contrario a lo que nosotros queremos, porque en realidad, nacimos en el centro e intentamos escavar para volvernos a encontrar en un lugar en el que el calor no nos mate. Pero tampoco el frío.

Sucios de tierra hasta las orejas, imperfectos pero felices.

 Quizá moriríamos sin calor, y quizá nuestro sitio tampoco fuera el centro.

“Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que íbamos a encontrarnos”
 


"El amor es una catástrofe espléndida: saber que te vas a estrellar contra una pared, y acelerar a pesar de todo: correr en pos de tu propio desastre con una sonrisa en los labios; esperar con curiosidad el momento en que todo se va a ir al carajo. El amor es la única decepción programada, la única desgracia previsible que deseamos repetir."
Frédéric Beigbeder 



domingo, 14 de abril de 2013

Volvemos a hablar del frío.





Mi mirada triste solo dice una cosa: que quiero romper todos los putos relojes, todas las distancias infinitas y colgarme de tu risa. Desabrocharte la camisa y dibujar en tu cuerpo el mapamundi de mi vida. Quizás llevarte a una esquina y besarte hasta dejarte sin aliento. Que lo único que quiero es intensidad, que el corazón me vaya a mil por hora y no perderlo en el intento. Que te rías de las locuras de esta chica risueña que cada día está más loca. Que sería capaz de llevarte al cielo  sólo si te quedas un rato más conmigo, si luchas contra tiempo y tristeza. Que quiero buscar nuestro beso de medianoche, ese que todavía me debes. Soñarnos cerca con la luz apagada. Ser dos aventureros en la ciudad del viento y descubrir playas desiertas. Reivindicar que seremos eternos aunque nos separe la vida. Ponerme tu camisa tras una noche de guerra y que me la vuelvas a arrancar a la mañana siguiente. Y es que, tú eres de esos que te abrazan sin esperar nada a cambio, y todavía estamos a tiempo. El cielo del techo se viste de colores, y nos dice que tenemos que hacerlo. Tenemos que hacerlo ahora.

 
 
"Me gustaría ser más inteligente o más certero, escribirte cartas maravillosas. Debo resignarme a conjugar el verbo amar, a repetir por milésima vez que nunca quise a nadie como te quiero a ti, que te admiro, que te respeto, que me gustas, que me diviertes, que me emocionas, que te adoro. Que el mundo sin ti, que ahora me toca, me deprime y que sería muy desdichado de no encontrarnos en el futuro."
Adolfo Bioy Casares - Carta a Elena Garro


martes, 2 de abril de 2013

El destino tenía razón, tenías el atardecer más grande del mundo.

 
 

Como la protagonista de aquella película francesa fumando en la ventana, dejando que la vida se escape entre el humo. Como un bolero que habla del quizás, quizás, y de los vestidos que nunca te pones y bailan dentro del armario. Brillabas, era cierto, últimamente algo te llenaba los ojos de vida, y eras tú misma. Eras tú de nuevo. Tomabas infusiones cada noche y dejabas que la tristeza se fuera lejos, bien lejos, y planeabas atracar corazones y robar librerías, dejar notas en los libros de la biblioteca que dijeran, “Hola, eres el hombre de mi vida” con un “búscame entre la música de algún lugar lejos de aquí”. Y que la casualidad hiciera de las suyas. El café ya no era amargo. Llevaba lloviendo dos semanas y salías con una sonrisa que provocaba un arco iris. Con el sombrero lleno de pájaros y bailabas con la música en las estaciones de tren. No era cosa del amor, y tampoco de los trenes que te llevaban lejos en los días grises, ni de los libros que descansaban en la mesita de noche. Puede que tuviera algo que ver la ciudad del viento, la calma, el mar y las mareas. Y tú que estabas llena de sol y de sal. Estabas llena de vida.

Tenías el atardecer más grande del mundo atrapado dentro de ti. Y es cierto que la ciudad a veces se hace pequeña, pero tú eras tan grande que eras capaz de volar por encima de ella, de farola a semáforo, y a veces se hace grande, y te pierdes con tu bici en sus callejones.

La misma protagonista de aquella película francesa, esta vez quitándose el sombrero para volvérselo a quitar, y tiene una sonrisa grande, muy grande. Y el viento mueve las flores de la ventana. Y la estantería está llena de libros. Y ella sonríe, y el tiempo se detiene. Y un hombre la mira desde la otra punta de la habitación, diciéndole entre susurros: “Eres tan bonita…”

Y ella se coloca el sobrero, y las flores no paran de moverse, y él está loco por ella. Y ya nada importa, nada.

jueves, 7 de marzo de 2013

Por un momento nos abrazamos, y no hizo falta nada más.



 
 
El vértigo es enfrentarse cada día a una nueva mañana, no hundirnos en el café, sonreír y buscar algo que merezca la pena.
Tenemos que seguir buscando. Puede que nadie pueda salvarnos del asfalto, puede que el mar esté demasiado lejos, puede que se nos amontone la vida en la silla con la ropa sucia y se nos olviden los motivos.  Puede que las palabras ya no lleguen, que las personas que creíamos eternas, ahora estén caminando en sentido contrario.
Vértigo es volver a nacer todos los días, pero yo, yo voy a  preparar el café con tres de azúcar y una sonrisa. Y…que la mayoría de los días el mar no queda tan lejos (tú ya lo sabes). Tenemos que ser unos héroes cada día, cada mañana luchamos por sentir. La vida no es sólo ir de un lado a otro con el reloj a contracorriente pisándote los talones.
Tenemos que encontrar nuestro sitio. Y yo que me encuentro en tus pupilas, en tus brazos, en las palabras de la gente que siempre está ahí y en las palabras de la gente que se fue.
Aquí sigo, nunca huí, pese a mi afición de coger trenes sin destino cada dos por tres, esos que suelen acabar en ninguna parte una noche cualquiera.
Aún nos queda tanto por vivir, una noche de hotel en cualquier lugar con un baño de espuma, unas cuantas promesas, una noche en la playa, unos cuantos suspiros de placer y un viaje a la luna. Tenemos que gritar desde lo alto de una montaña que hoy somos héroes, mañana quién sabe. Tienes que aprender a bailar (el pasillo de mi casa es la mejor pista de baile). Tengo que engañar al destino para que te quedes conmigo. Tienes que decirme “No has crecido nada desde la última vez”. Tengo que darte un abrazo en silencio (no sabes cuánto tiempo llevo esperando este momento). Tenemos que hacer el amor. Tienes que volver a enamorarte de mis ojos, tienes que volver a contarme un cuento.
Es tarde para sentir miedo, toda la vida es ahora. Y tú eres el motivo, tú siempre eres el motivo, y daría la vuelta al mundo por abrazarte por la espalda un día cualquiera.
 
 
 

lunes, 18 de febrero de 2013

Valiente.




Damos vueltas en la cama, por el cielo, cuándo no encontramos lo que buscamos y no sabemos qué buscar. Somos el epicentro de este mundo, que no para de dar vueltas, como nosotros. Lo que creemos un día, al día siguiente cambia de forma. El cielo cambia tan rápido de color que muchas veces no sabemos ni dónde estamos. Las flores se esconden en invierno y a mí me gusta ponérmelas en el pelo en verano. Hoy hace un viento tan fuerte que arranca toda la tristeza y se la lleva lejos de aquí, dónde no podemos verla. Tenemos un fuerte en nuestra cama, y ahora está llena de besos gigantes que tenemos pendientes. Tenemos billetes sin fecha para la ciudad del amor y una cama esperándonos sonriente y cómplice. Tenemos que hacer un crucero por el Sena y mirarnos a los ojos, felices. Asombrarnos con la belleza de Paris (una vez más) desde el bateaux mouche. Tenemos que capturar cada instante irrepetible para poder volver a él cada vez que la vida nos de la espalda. Y entonces recordar,“eres tan feliz que puedes estallar de felicidad”.  
Por cierto, aún tenemos que desayunar croissants en la cafetería de la esquina, esa que es pequeñita, con muebles blancos de madera, techos altos  y rincones llenos de cuadros y plantas, tazas de porcelana antiguas con flores y un café que sabe tan bien como tú en las noches frías. Tenemos que encontrarnos por cualquier calle de la ciudad, de cualquier ciudad. Tengo que esconderme y tú tienes que encontrarme entre sábanas color azul cielo, jugando al gato y al ratón mientras las deshacemos. Tenemos que pasear por esas calles que todavía no conocemos, para hacerlas nuestras a nuestro paso, siempre de la mano, siempre.
Tenemos que escapar de la rutina, olvidando que esta nos atrapa constantemente y ser libres por fin. En cualquier ciudad, en cualquier rincón, o en cualquier cama, agarrando con fuerza cada segundo para que no se nos escape, al menos no esta vez.  

 

“El truco está en perder rumbo y razón,
y cambiar el mundo entero sin que nadie se de cuenta.”



jueves, 14 de febrero de 2013

14F



No quiero regalos, me inventaré una alergia al chocolate, las flores y la gente arrodillada si es necesario, no quiero cajitas, arroz cayéndonos encima ni historias de naranjas mal cortadas. No quiero espuma de afeitar en mi baño, ni violines, ni París ni Venecia, ni conocer tu ciudad ni a tus padres, no creo en castillos ni en príncipes que besan princesas para despertarlas, no quiero blandeces, ni que te adaptes a mí, ni que te enfades por la distancia de seguridad que querré de vez en cuando.
Que nuestras manos no encajen, que tu hombro no me sea cómodo, que odies como bailo, que odies como escribo, que te rías de cómo hago todo. No quiero saber el nombre de tus futuros hijos, ni que lleven mis apellidos. No quiero exclusividades, quiero alquiler con opción a compra nunca llevada a cabo, no quiero escribirte solo a ti, no quiero amores con complejo de jaula. No quiero obviedades, ni golpes de estado de ánimo algún 14F. Y por supuesto, no quiero acordarme de ti escuchando algún grupo romántico de los ochenta.
Pero que tengas claro que si hay algo que quiero es a ti, y a este puto miedo a tu potencial de cambiar todo lo antes dicho.



"Hay mil canciones sonando en mi bolsillo,
y tesoros que caben en bolsas de basura,
una ciudad que duerme con envidia de puerto,
edificios repletos y vacíos de sueño,
y además,
tu y yo,
que nunca estaremos más despiertos"
Carlos Salem


lunes, 4 de febrero de 2013

Cobardes.




“Érase una vez un cuento sin principio,  tú y yo desnudos entre la introducción y el desenlace que existe entre los abrazos que no nos dimos de verano a primavera. Entre el sol, y el nacimiento de las flores”  Ella.
Ella tenía la (in) sana manía de vivir en su mundo, a su ritmo y con sus reglas. No es que todo le diera igual, simplemente era así. Alocada y sonriente, con el mundo atrapado en cada gesto y en cada mirada de su vida. Suspiraba con la danza y los finales felices, pero no era una romántica como otra cualquiera ni mucho menos, quería un amor, sí…un amor de esos de verdad, de los que le hacen a una suspirar más de la cuenta, y reír más de la cuenta, y hacer el amor más de la cuenta, una vez tras otra sin desgastar ni una pizca de su inagotable energía. (No no, espera…de todas estas cosas nunca puede haber un “más de la cuenta”).

El caso es, que había un problema en toda esta historia.
Élél no había aparecido. O quizá sí y ella no lo sabía. Y que todavía no habían hecho el amor, ni se habían reído más de la cuenta, ni habían suspirado tampoco. Hablo de ellos, está claro que ella había reído más de la cuenta, y suspirado y hecho el amor! Y él también. Pero claro, sin final feliz,  no eran ellos.

Supongo que igual es porque no habían tenido ocasión de enamorarse. Ni de conocerse. Ni de hacer el amor, ni de suspirar siquiera. Y quién sabe si la tendrían…La vida da tantas vueltas que una no sabe qué pasará mañana, ni pasado ni al otro.

Yo solo sé que ellos estaban desnudos en una cama, y que no había desenlace posible.
 
 
 
 

martes, 29 de enero de 2013

Es ahora.




Todo parece tan fácil, y sin embargo es tan lejano, tan efímero. Es como intentar atrapar un pájaro con las manos, imposible de abarcar, terminará volando, no está hecho para vivir en otro sitio que no sea el cielo.
A veces, me gusta bailar hasta que me duelen los pies, y sonrío hasta que se me olvida como hacerlo. Y tengo ganas de que algo llegue de verdad y me arrase por dentro. En el buen sentido claro. Y que sea algo que dure, que no se acabe cada vez que nos alejamos.
Conocí la ciudad del viento hace muchos años, la visitaba cada vez que tenía que escribir, cada noche, con sus luces de ciudad perdida. Quiero volver a esa ciudad.

Todo es tan efímero que escuchamos canciones de amor, sabiendo que algún día serán de desamor, y que las cartas que un día escribimos, con el tiempo se vuelven letras sin sentido.
Pero sin embargo, seguimos intentando atrapar esos pájaros imposibles, que algunas noches prefieren arrimarse a otros nidos que no son el tuyo. Y escribiendo cartas, y escuchando canciones de amor y buscando ciudades del viento  para perderse los días malos.

Supongo que se trata de eso, de vivir. Y claro que hay días extraños en los que parece que morimos por dentro, sin motivos…Y necesitamos un cuento, unas flores, un abrazo, un buen libro, o un pájaro. El caso es que sea lo que sea, la vida tiene esos días malos con los que una al final se acaba llevando bien. "Si sobrevives, si persistes; canta, sueña, emborráchate. Es el tiempo del frío; ama apresuradamente. Los árboles esperan; tu no esperes, este es el tiempo de vivir, el único."

domingo, 20 de enero de 2013

Pronto.

El mundo es un pañuelo pequeño con el que alguien se despide en una estación de tren y la vida es lo que pasa entre cada una de las despedidas.
En uno de estos espacios de tiempo, lo conoció. Apareció de la nada, entre la gente... Se teletransportó a su vida sin saberlo. Y en la primera conversación ya se contaron una anécdota. Porque él no tenía un principio, no empezaba con un “Erase” ni acababa con un punto final, empezaba y acababa en puntos suspensivos, como los sueños. Se mudó al centro de sus pupilas y ella aprendió a hacerlo surgir en cada sitio que miraba y a soñarlo cada vez que cerraba los ojos. Pero resultó ser, que su historia se convirtió en un insomnio mutuo, y pasaban todas las noches juntos sin estarlo, besándose sin besarse, y queriéndose sin poder evitarlo; aumentando la lista de cosas que hacer para alargar las noches, echando al cansancio de la cama y bailando tangos hasta el fin del mundo.
Ellos no pedían un “Para siempre”, ni un libro entero. Solo querían que al final de cada capítulo apareciera un enorme cartel con “Continuará” (para siempre…).

 
"Es una historia que se escribe en las postales
con la necesidad de madrugar los lunes"
Quique Gonzalez 

lunes, 14 de enero de 2013

Hoy hace frío.

Yo no te echo de menos pero, la cama está fría. Valencia está fría. Y no sabes lo pesadas que se ponen las noches preguntándome que cuando vienes. Las toallas se niegan a secarme a mí sola, el espejo del baño dice que estoy más fea desde que tú no haces el tonto desnudo bailando a mi lado. Las puertas no pueden vivir ni un segundo más sin tus portazos, mi espalda se ha acostumbrado a tus caricias y los gatos que no tengo maúllan por la noche a los gatos que tu tampoco tienes. La estantería echa de menos tus libros y mis libros a tus prólogos. Las pelusas de debajo de la cama piden ver esos calcetines a rayas de vez en cuando. Este hueco de mi lado tiene tu forma y tu nombre, la almohada te llama y las sábanas que te gustan todavía se ponen tu perfume en noches especiales. En noches como esta, que Valencia está fría, que mi cama está fría. Pero yo no te echo de menos.
  

"No hay nostalgia peor que añorar
lo que nunca jamás sucedíó"
Joaquín Sabina.

viernes, 11 de enero de 2013

Con gafas de sol.

Ella se pone sus gafas y lo ve todo. Ve futuro, ve arrugas en él y sus sábanas, ve despertares bajo ellas y veranos sin necesitarlas, ve tartas de cumpleaños con velas que cambian con los años, caras extrañas al abrir regalos y cumpleaños felices desafinados por tenerlos poco ensayados. Ve aquí y  allá, ve relojes que se derriten en la carretera, salta los charcos, deforma reflejos y rompe las reglas. Ve a sus futuros hijos, se ve valiente, se deja caer hacia atrás sabiendo que él estará siempre para cogerle o para enseñarle que el suelo tampoco es tan duro. Tararea la música que sonará el día que no se casen. Vuelve a sus siete años y está en su habitación rosa, rodeada de muñecos e historias inventadas. Sopla las velas. Ahora es verano, está en la playa y siente como la arena se queda pegada a su s pies cada vez que la pisa. Aletea sus pestañas y forma un tornado que le recuerda a su estómago aquella noche de verano que lo conoció. Se besan. Se vuelven a ver. Susurra el deseo. Se vuelven a besar. Se deja querer. Y ahora es primavera y hacen el amor. Se vuelven a besar. Y ella es feliz y sonríe, y a él le hace feliz  su sonrisa.

miércoles, 9 de enero de 2013

Hoy brindamos por nosotras.


Como si de un flechazo se tratara, como un amor a primera vista, así sin más…
Llegará ese día en el que todos los días dejarán de ser retos fallidos, tu espiral rutinaria girará de nuevo, esta vez con un rumbo distinto.
No habrán más mentiras, más escondites, más excusas, no más historias inventadas que solo acabas creyéndotelas tu mismo. El miedo desaparecerá,  ahora serán ellos, los miedos los que teman. Y  tampoco envidiarás todo lo de fuera porque sabes que en ti está lo que más quieres, entonces es cuando potencias tus virtudes, y al conocer tan bien tus defectos, ellos pasan a ser tus mejores armas. Ya no necesitas que nadie te ensalce, ya lo sabes, tú eres tu mejor amante, te gusta lo que ves, así, como eres. Las cifras pasan a ser simples números, el chocolate vuelve a ser tu gran pasión secreta, tu reflejo es bonito…tan bonito.
Algo ha cambiado, estás frente al espejo y te gusta, sonríes de manera diferente. Has comprendido las reglas del juego al que nunca quisiste jugar, tu mente era tu peor arma, y tú, tu peor enemigo. Sigues frente a él, algo está cambiando dentro de ti, sientes una sensación que echabas de menos,  ya la conoces, nada nuevo. Solo que simplemente hacía tiempo que no lo saboreabas tan de cerca…eres feliz. Muy feliz.

Clara Romero

 

Esta escrito por ella, por mi mejor amiga, por mi mejor suerte. Con este texto abrimos este 2013, juntas, como siempre. Sabiendo que sin duda, va a ser nuestro año, porque vamos a comernos el mundo, ¿A que si preciosa?

 

Que te quiero.

jueves, 27 de diciembre de 2012

A mi pequeño gran amor.





Él sonríe.
Y de repente todos los años  de evolución, toda la naturaleza, Darwin, los experimentos con guisantes, el paleolítico, el neolítico, la rueda, el fuego, la noche, el día, la caza, la pesca, la luz, Edison, la bombilla, el telégrafo, el teléfono, la paz, las banderas blancas, la ropa, vestirse, desvestirse, desnudarse, la química, la física, Einstein, Picasso, la pintura, el arte, la danza, la escultura, la escritura, Hemingway, el mar, París, la lluvia, el frio, la magia, los trucos, los tratos, lo absurdo, el amor, la velocidad, el aire, la marihuana, la medicina, los venenos, los libros, los bolígrafos, los pinceles, los lienzos, los silencios, los gritos, los orgasmos,  los susurros, las inspiraciones, las expiraciones, los abrazos y patadas. Los puñetazos y caricias. Alicia y sus maravillas, correr detrás del conejo blanco, las dudas, las certezas, el sueño,  el insomnio, el chocolate, la vainilla y el coco. Ir al cine, al teatro, correr, actuar, bailar,  besar, lamer, reír, disfrutar, hacer el amor, la felicidad, la vida…todo, de repente todo tiene sentido.




miércoles, 19 de diciembre de 2012

Más grande que todo.

 



Como si estuvieras en una gasolinera en medio del desierto,  en silencio, escuchándote solo a ti, moviendo el aire con las manos.  Como si el tiempo fueran unas hormigas recorriendo tu espalda, como si algo te apretara tan fuerte el pecho que no te dejara ni respirar. Como sobrevivir al tiempo y a lo injusto. Como subirse a una montaña rusa y desabrocharse el cinturón, como dejarse caer al vacío gritando  con impotencia. La soledad en todas sus manifestaciones, una taza de café caliente y solitario, abandonada y olvidada en medio de la cocina. La hoja de un libro arrancada, volando por las calles de la ciudad, como enterrar un recuerdo, como tapar con un puñado de piedras el laberinto (a veces dañino) de la memoria.

Como sobrevivir a la nostalgia, dormir sin poder hacerlo. Coger el metro, y sonreír a desconocidos, leer hasta que las palabras se te salgan por los ojos, beber hasta que los recuerdos desfilen uno a uno delante de ti. Y entonces, te burles y te rías de todos esos que te hicieron daño. Guardar el corazón en una botella en la nevera. O mejor, congelarlo todo. Congelarte por dentro…

 
El pasillo parece largo, la habitación a veces resulta un túnel sin salida, y ni siquiera gritar sirve para algo.  Así que lo que tienes que hacer es: “Abre la persiana, suéltate el pelo, y baila por el pasillo” cuando hayas acabado, párate a mirar todo lo que te rodea, y entonces date cuenta de que todo absolutamente todo es bonito, y si no lo es, es cuestión de horas  que lo sea.
Tú eres mucho más grande que la tristeza. Mucho más grande que todo, tienes una sonrisa más grande que nadie y el mundo te echa de menos. Ahora baila.


 
“Hay que tener fe en uno mismo, ahí reside el secreto.
Aun cuando estaba en el orfanato
y recorría las calles buscando qué comer para vivir,  incluso entonces,
me consideraba el actor más grande del mundo.
Sin la absoluta confianza en sí mismo, uno está destinado al fracaso”
 
Charles Chaplin.
 

domingo, 28 de octubre de 2012

Bienvenido frío.





Entre el frío imagino mil historias. Creo ver a un importante banquero, tirando al aire millones de billetes y escapando de su vida. Una estudiante que vive sola y da de comer a sus peces de colores, mientras escucha en las noticias que el mundo cada día está peor y nadie hace nada. La viejecita del primer piso pasea a su perrito porque no tiene nada mejor que hacer, eso, y cocinar para uno los mejores manjares. Un niño dibujando por primera vez el sol, y escribiendo al lado: “Para ti, mami”. Una viuda que ha perdido a su marido años atrás y le escribe todas las noches. “Por aquí todo sigue igual de triste,  aunque esta mañana he sonreído porque el perro de la vecina se llamaba como tú, Alfredo, curioso nombre.  También porque nuestro hijo me ha regalado un dibujo precioso, en el que tú lo iluminabas todo”. Esta noche la estudiante del ático ha invitado a cenar al importante banquero, lo único que sabe cocinar, pollo al horno. Pero ella sabe que lo importante es el postre, sonríe mirándose al espejo. Se pone algo de rímel y espera a que llegue la hora: 22:00. Una pareja adolescente se besa y apura el último latido antes de que llegue el último autobús. Se besan como quién no ha besado nunca y esta loco por comerse el mundo de un bocado. Un mendigo en la esquina se resguarda del frío fumando lo que queda de una colilla que ha encontrado en el suelo. Observa la escena y recuerda su primer amor. La chica enamorada vuelve a casa, Con la ropa arrugada, los labios rojos e hinchados, y una sonrisa llena de sueños. Su padre el banquero tiene una cita, por lo que llegará tarde, de nuevo está sola en casa. Su padre se come a su cita a besos y ha dejado el postre en el plato, toca comerse por dentro y dejarse de tartas. Esa noche llega a casa con 10 sueños más y 10 años menos. El mundo está cada día peor, los días van y vienen cómo trenes sin estación. Hay personas que mueren, otras que siguen viviendo pero están muertas, que no saben dónde buscarse. El periódico de hoy recomienda que nos amemos, que olvidemos el pasado y el futuro. Que vivamos cada día cómo si fuera el último. “Haz todo lo que sientas, y siente todo lo que hagas” Así reza el titular. Y este frío se me antoja precioso. Y hay días montaña en los que tienes que escalar, y noches preciosas si terminan contigo. Podemos ser como los adolescentes que se aman sin pensar el mañana, o como el importante banquero y su cita, rompiendo los muelles del colchón a base de felicidad. Os juro que he aprendido algo en estos años, y es lo importante que resulta volver a casa sonriendo por las noches. Pese al tedio, la rutina, el gris…pese a todo, tenemos que disfrutar de lo precioso que puede llegar a ser la rutina.

sábado, 27 de octubre de 2012




Hablábamos de canciones, de los Rolling, de que un puente no se sostiene de un solo lado, de la poesía en las azoteas, de los platos colocados con sumo cuidado sobre la mesa, una flor en un jarrón, justo en medio, y los rayos de sol entrando por la ventana. De que tengo una floristería debajo de mi casa, y la mujer que trabaja allí hace ramos de rosas cada mañana. Ya nadie regala ramos de rosas. Y tú, que hueles a invierno, a frio, y tu espalda eterna y segura, donde ya no duermo desde hace mucho.

Hablábamos de que hace demasiado que no cojo un tren y me escapo unos días. Y que el amanecer desde la playa es lo más bonito que hay. Y que cada noche cenábamos arroz tres delicias buscándole las delicias, que nunca tenía, que eran dos guisantes y un trozo de zanahoria. Y que en esta casa pasan las horas muy  lentamente y sin embargo, nunca tengo tiempo de nada.  Quién me ha visto volar sabe que puedo llegar muy alto. Y que hoy tengo ganas de volar, y escapar de aquí. De coger el primer vuelo que pase con destino a algún lugar. A perderme, para volver a encontrarme otra vez. Y tengo ganas de enamorarme , y de vivir con sonrisa permanente,  y de llorar de la risa hasta que mi tripa no pueda más.  Y de soñar con los pies al compás de Beethoven.

 Y que me sobran las ganas, los miedos, la ilusión, la sonrisa, las inseguridades, la indecisión, la responsabilidad, la locura…Que me sobran los motivos.


 
"Más de cien palabras, más de cien motivos
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena."


viernes, 26 de octubre de 2012

Eternos.




Ya no verás mi habitación. Ni el rosa de mis paredes. Ni el cuadro de la Gran Manzana que cuelga de ellas. Ya no te pararás a ver todas las fotos colgadas, que hacen cada rincón tan mío. Ni leerás todas las frases que rodean mi puerta y que nunca te dije. Ya no sabrás que libros llenan mis estanterías, ni cuantas revistas de moda impregnan mi habitación. Nunca verás mi lista de cosas por hacer antes de morirme. Ni mi colección de zapatillas de ballet. Nunca verás lo grande que es mi nuevo armario, y tampoco todos los recuerdos que he metido  en él. No verás mi reloj  de flores de los años 50, que hace tiempo dejó de marcar las horas. Ni mi póster de algún café de Paris donde volveré algún día. Ya no verás mi colcha, ni mis ojos ilusionados y orgullosos al contarte que me la hizo la persona más importante de mi vida. Nunca sabrás lo que ven mis ojos cada vez que me asomo a la ventana. Y ya no nos tumbaremos en mi cama para callar a los vecinos con nuestros orgasmos.

Alguien me dijo que mientras no elijamos, todo es posible. Aunque esta vez, contigo ya no lo es. Yo ya elegí hace mucho que tú no eras para mí. Y que mi habitación ya no olía a ti.
 
 
 
 
"No quise retenerla ¿De qué hubiera servido deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo mirando por
encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa,
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno."
 J.Sabina.

domingo, 7 de octubre de 2012

Se trata de quererte sin más.





Él es de esas personas que te llenan la vida muchas veces solo con estar en ella. Él es de esas personas a las que te quedarías abrazada horas y horas, sin necesitar ningún motivo. Él es de esas personas que usa métodos extraños e injustificables para demostrar su amor, su cariño. Él es de esas personas que ni con distancia o peleas se las puede alejar.  De esas que una ama de forma inexplicable de la noche a la mañana, y así todos los días. Aunque discuta con él, también todos los días, o casi. Él es de esas personas que se convierten en tu talón de Aquiles cuando lo tocan o le hacen daño, aunque no se lo digas, el dolor termina siendo compartido. Él es de esas personas irremplazables siempre, que necesitas contigo. Él es de esas personas que no se pueden calificar, porque sencillamente para mí, es y será el mejor en todo lo que haga. Esto va por él, y por las pocas veces que le digo que lo quiero. Aunque lo quiera más que a nadie.
 
 
 
"Y morirme contigo si te matas,
y matarme contigo si te mueres,
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren."
J.Sabina.


domingo, 30 de septiembre de 2012

Ojos tristes.




Lo peor de todo son las noches solitarias, las cartas sin destino, el corazón girando en espiral y el estómago hecho un nudo. Lo peor son los camiones de basura despertándonos de madrugada, ese silencio lleno de ruido. Que nos mata. Que te mata. Lo peor son las mañanas en las que no sabes si ponerte un vestido porque tu cuerpo no es capaz de brillar hoy, ni de bailar por el pasillo. Y  la cafetera, y su sonido, y el café amargo e insípido. Y no hay nada en esas mañanas grises y frías que te rescate. Las ojeras antes de entrar a clase. Sin sonrisa. Las agujas del reloj haciendo de las suyas en tu contra.

Las noches sin estrellas.

Y tú, que  ya no me invitas a bailar, ni te pierdes en mis ojos, que ya no sabes ni el color que tienen. Los libros de mi mesita me están gritando palabras. Y yo, sigo ignorándolos sin querer. Y sin embargo, los amantes se siguen besando bajo la lluvia, aun en estos días grises.

Lo peor es que todas las canciones hablan de amor, y que yo ya olvidé tus lunares. Que las luces de la ciudad ya no alumbran nuestras noches, y aquí todo ha empezado a olvidarse demasiado deprisa. Es el principio del fin, todo suena igual que esa noche que te hice el amor sabiendo que era la última, como cuando en esa montaña rusa mi sonrisa salió volando por los aires. Siempre tuviste los ojos tristes, y he de confesarte que me gustaron nada más verlos. Solo puedo decirte que, hasta otro día, ojos tristes, ojos grises.




                                                                                                      "La libertad de su amor
                                                                                                          era no pedir ni esperar nada."