Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

lunes, 8 de julio de 2013

Para la heroína más grande que conozco.

 
 
 
Sus labios han escrito sonrisas para mí, para que las cosas fueran más sencillas. Mi mejor autocrítica y espejo, en el que me encantaría poder mirarme todos los días de mi vida. La que dibujó mis primeras palabras y diseñó mis primeros pasos. La farmacia en casa, poniendo a las grandes heridas internas (esas que apenas consigue ver nadie en mí) las mejores tiritas. La que me ha dado siempre todo sin esperar nada a cambio. La que me enseñó a ver el lado positivo de las cosas sin darse ni siquiera cuenta de ello. Quién deshizo montañas creadas con granos de arena. La guinda de mi pastel, la que vio siempre en mí el vaso medio lleno. Especialista en vencer todos y cada uno de sus monstruos. Ella me dio la vida y desde que la conozco, no ha parado ni un solo instante en seguir dándomela cada día. Porque es cierto eso de que sólo hay una y yo no la cambiaría por nada del mundo.  


martes, 25 de junio de 2013

Te espero en páginas no escritas.

 
 
Te habías despedido.  Era una de estas despedidas que te partían en dos y te dejaban el corazón hecho añicos. Todo el suelo estaba lleno de pedazos. Como un puzzle que no encaja. Como la vida cuando nos frena de golpe. He perdido la voz en sueños despiertos gritando tu nombre, he muerto en todas las esquinas de tu cuerpo, y me quedé dormida en tu pecho y ya no sé dormir en mi cama.
Tan grande y tan lejos.
He andado por las calles odiando mis ojos, mi piel, mi pelo y hasta mi sonrisa. He cogido trenes imaginarios buscándote al final del vagón, con la camiseta de rayas y la mirada despeinada sonriéndome.   
Y ahora no hago más que echarte de menos, y no hay nada más grande que tu abrazo al despedirte, “más fuerte, cómo si me quisieras romper” y vaya si estoy rota. No quiero que duela. No quiero que me duelas. Volverás a irte y todas las canciones me hablarán de ti.
Tendré que coger aviones sola, escribirte en los aeropuertos, cogerme a mí misma de la mano en el despegue y en el aterrizaje. Volveré a olvidarme de la felicidad. Y tú olvidarás a aquella que te volvía loco en todos los sentidos.  
Compraré flores, dormiré entre libros, volveré a esa playa una y otra vez, y miraré la luna. Esa luna llena que fue cómplice de nuestros besos.
Y puede que algún día me olvide del olor de tu cuello. O puede que lo recuerde siempre porque estarás aquí. Conmigo. Y puede también que no tenga que olvidarme de la felicidad.
Que esta noche, te necesito jodidamente a mi lado.
 

miércoles, 12 de junio de 2013

La noche es de los poetas, las putas, y de los que mueren de amor.


 
Hablo de él. Hablo de cómo el reloj tiembla cada vez que da una vuelta si él no está cerca, de cómo conjugar su sonrisa en gerundio y decir “no” cruzando los dedos.  Hablo de joder el velocímetro de su pecho, de revolucionar los horarios y olvidar el sueño por los sueños. De hacer el amor y que el amor nos haga estar así, de matar al ocho para tumbarlo, de vivir entre puntos suspensivos.
No hablo de “para siempre”  hablo de mañana, de cada día y del “continuará” al final de cada episodio. Del te odio reventando instantes y los bolígrafos reventados por el sobreuso cada vez que intento escribirte. No hablo de hacer planes, hablo de planear juntos a ras del mar y nadar juntos y desnudos en el rio a carcajadas. Hablo de tener vértigo por la altura que estamos cogiendo y olvidar el paracaídas y las huidas repentinas. Hablo de que la primavera me gusta, pero el verano será mejor. De tácticas y estrategias, de terapias de choque para perder el miedo al te quiero, de hacerme sentir incoherente con mi yo de anteayer que no creía en todo esto, de que sea la margarita la que me pregunte a mí y que yo responda que no. Cruzando los dedos.
 
 
"Querida, encuentra lo que amas y deja que te mate. Deja que consuma de ti tu todo. Deja que se adhiera a tu espalda y te agobie hasta la eventual nada. Deja que te mate, y deja que devore tus restos.
Porque de todas las cosas que te matarán, lenta o rápidamente, es mucho mejor ser asesinado por un amante."
 Falsamente tuyo, Charles Bukowski.

sábado, 8 de junio de 2013

Y tú? Qué quieres ser cuando seas niño?



 
 
Últimamente ando perdida, ya no encuentro gatos callejeros que maúllen a la luna y tampoco consigo imaginarme volando más allá del tiempo.  Algo me falla. Aún así, logro encontrarme a veces en la soledad compartida de algún lugar.

Odio las conversaciones a medias, el ruido,  y a muchas personas que ni siquiera conozco.

Mis palabras no salen en el momento adecuado, por eso a menudo, casi prefiero simplemente mirar.

Siempre preferí un buen libro.  Y adoro las noches de locuras.

Quiero ponerme flores en el pelo, gritar en carreteras interminables, y perderme  en lugares que no descubrí.

Quiero escapar de este maldito olor a asfalto.

Se que pronto tendré meriendas  al lado de la luna y que iré a dónde me dé la gana.

Tengo la seguridad (o la ilusión) de que pronto encontraré mi lugar, allí a la derecha de donde se cumplen los sueños y lejos de esta ciudad que me ahoga. En este mundo injusto que sigue girando cada día,  sin importarle lo más mínimo las piezas que lo componen, que por cierto, cada día están más rotas.

 
 
"Hay personas que nunca se vuelven locas,
qué vidas tan horribles deben vivir"
Charles Bukowski

lunes, 3 de junio de 2013

El arte de mentir



Loco conoce a loca. Tacones rotos de escapar de sus problemas, rímel corrido porque llora todos los días y sólo se ríe cuando le saca fotos a él. La conoce un miércoles a las siete. Quedan dónde pueden, cuándo pueden y ella se desplaza subida a sus hombros. No hay dinero para regalos, y no se acuerdan ni qué día empezaron.  Ella le rompe a tirones su ropa elegante.  Follan, haciéndose el amor dónde pillan. Se destrozan cuándo se ven, en todos los sentidos. Se abrazan. Duermen juntos, sin saber qué locura se les ocurrirá mañana. Que mal tener una novia loca no? Loco se siente vivo, loco la quiere. Loca se ha ido. Y también lo quiere. Y loco no puede, ni quiere olvidarla.



 
"Cuélgate de mis rizos y si te pierdes
Ya sabes dónde estoy
Segunda a la derecha,
leyendo a Bukowski ahogada en un café.
Te espero en la esquina donde me engañaste
Comprando un sándwich de mentiras."
Bambi Bonsai

 
 
 
 


miércoles, 29 de mayo de 2013

Éramos, fuimos.



 
Fuimos una madrugada menos en el calendario, un orgasmo sin terminar; fuimos frio. Me encantaba perder(me) entre el olor clorofórmico de tus sábanas;  hacer el amor entre las tildes de nuestros nombres; odiar la separación de nuestras letras. Éramos nosotros corriendo por las carreras de mis medias a más de cien palpitaciones por segundo. Éramos ropa interior a los pies de mi cama haciendo recuento de noches ardientes perdidas en el fondo de un vaso; contando cuántos pasos juntaban tus labios y los míos, cuántas miradas eran necesarias para desnudar al amor. Solo dos. Fuimos amantes suicidas que un martes trece, ebrios de morbo, quisieron casarse a besos.


 

domingo, 26 de mayo de 2013

Todos los puentes están enamorados de un suicida.


 
Los últimos días habían sido caóticos. Grises por la mañana y color otoño por las tardes. El parte meteorológico anunciaba miles de días grises ya que había entrado una borrasca por el ventrículo izquierdo, y era imposible una ola de calor ahora.
Recomendaban paraguas día y noche, y sobre todo cuándo pisaras la habitación. Llueve demasiado en lugares cerrados, hay que tener cuidado.
Los días tostándose al sol se habían acabado.
Los besos en la playa y en habitaciones secretas, también entre la gente que pasaba deprisa a nuestro lado, esos besos… alguien los había robado. Los buscamos por toda la ciudad cada noche, sin rastro alguno de ellos. También buscamos las mejores películas del mundo, las canciones más bonitas y aquellos abrazos eternos.
El último año había sido increíble, sonreía a todas horas sin sonreír, o sonriendo qué más da.

Y ahora, ahora llueve. Pero nosotros habíamos dicho hasta dentro de diez mil años, y aún nos quedan 9.999.


"Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría. Que me encanta mirarte y que te hago mío con solo verte de lejos. Que adoro tus lunares y tu pecho me parece el paraíso. Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser."