Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

lunes, 8 de julio de 2013

Para la heroína más grande que conozco.

 
 
 
Sus labios han escrito sonrisas para mí, para que las cosas fueran más sencillas. Mi mejor autocrítica y espejo, en el que me encantaría poder mirarme todos los días de mi vida. La que dibujó mis primeras palabras y diseñó mis primeros pasos. La farmacia en casa, poniendo a las grandes heridas internas (esas que apenas consigue ver nadie en mí) las mejores tiritas. La que me ha dado siempre todo sin esperar nada a cambio. La que me enseñó a ver el lado positivo de las cosas sin darse ni siquiera cuenta de ello. Quién deshizo montañas creadas con granos de arena. La guinda de mi pastel, la que vio siempre en mí el vaso medio lleno. Especialista en vencer todos y cada uno de sus monstruos. Ella me dio la vida y desde que la conozco, no ha parado ni un solo instante en seguir dándomela cada día. Porque es cierto eso de que sólo hay una y yo no la cambiaría por nada del mundo.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario