Supongo que sabe que su sonrisa, consigue hacer claudicar.
Consigue que él haga el idiota sin ruborizarse, contarle
aquella vez que se calló en un charco, algo sobre la eyaculación precoz con cierta
rubia teñida, algún vicio inconfesable, o hablarle del beso que le dio al aire pensando
que el amor de su infancia jamás se apartaría.
Supongo que sabe que su sonrisa, hace girar las agujas del
reloj a una velocidad distinta a la que acepta la cordura.
Que hace un minuto era de día y ahora tiene una estrella
entre los labios que jamás será fugaz.
Que ignora por completo, si ha preferido zapatos planos para
no despertar al hombre equivocado.
Si lleva el pelo suelto o una trenza, si es un vestido nuevo,
o el mismo que ha pensado desabrocharle mil veces soñando con ella.
Supongo que sabe que cuando sonríe, le duele tanto parpadear
como clavarse una aguja.
Que el olvido es el primer atajo que atraviesa sus pómulos.
Más allá de su cara, la vida es una película de Tarantino, el
futuro la promesa de un político, el amor hipotecas para siempre.
Supongo que lo sabe, que es consciente, que tiene esa
certeza incuestionable, de hacer feliz al resto si se ríe, cosquillas en el
alma, cicatrices, de heridas que juraron ser eternas, paisajes devorados por su
nombre, la magia concentrada en una mueca, la oscuridad humillada por su
brillo.
Supongo que lo sabe, aunque no importa, si ignora la verdad
de su sonrisa, si algún espejo dijo lo contrario, si algún complejo le mintió
al respecto, si algún recuerdo le confunde el ánimo.
Y espera, que ningún idiota se la borre jamás.
"Todos somos fanáticos de o prohibido"
Benedetti