Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

lunes, 14 de abril de 2014

Todo lo que sé de sueños cumplidos es, que cumplas todos conmigo.



Me estoy haciendo pequeña como una hormiga arrastrando una miga de pan. Un anillo en el anular y todo esto que podría haber acabado de blanco en una isla desierta. 
Un miércoles cualquiera en mitad de un domingo.
Por cierto, quise hacértelo todos los días de la semana que viene, y de la anterior también.
Se te ha escapado una risa cuando te he confesado que: la indiferencia a veces es mi fuerte.
Y he omitido: “Que algún día lo tengas en cuenta “
Esa no se te ha escapado.
Debo ser la típica gilipollas atípica que todavía te rebobina cuando no quiere avanzar y se arrepiente todas las noches de no haber acabado la película.
Tú siempre tan con la cabeza en otra parte, mientras yo sólo pienso en sujetártela.
Hasta perder la mía.
Al menos podrías ir lanzando tus huellas.
La consolación no es ningún premio, pero consuélate conmigo.
Tal vez podrías aparecer. Llamar al timbre. Ni una, ni dos: - tres veces - como un cartero distraído.
Pedirme que baje a jugar y  acabar subiendo tú a traerme buenas noticias. Llevarte las malas, y dárselas a quien quiera tocarte esta noche.
Porque pienso pasar todo este sueño contigo en aquel sitio donde tú soñabas llevarme.
Porque después de esta tormenta no se va a atrever a venir ni la calma.


 "A veces me siento como si estuviéramos todos atrapados en una película. Nos sabemos el diálogo, hacia dónde caminar, cómo actuar, sólo que no hay cámara. Y, sin embargo, no podemos escapar de la película. Y es una mala película"

— Charles Bukowski