Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Desayunar siete veces al día y otras drogas.




La negatividad debe ser eso de ver un folio en blanco y mancharlo de negro. Escribir. No escribo lo suficiente para lo muchísimo que echo de menos. Todo lo que echo de menos
debería decirlo más.
Hay ciertas huellas en mí que me recuerdan constantemente tu sonrisa.
Debería haber más gente haciendo el amor que botellas rotas en los parques.
Por lo menos hasta el día en que el vidrio refleje y no corte.
A nadie le gusta dormir solo. Nadie es perfecto pero no lo sabe.
A nadie le gusta dormir solo conmigo. Y  a mí me gusta dormir acompañada de ti.
La soledad es una cama en la que ya no te recuerdan. A nadie le gusta dormir solo. La mayoría prefiere dormir abrazada. La mitad sueña con que le sueñen,  y a mi…
A mí no me gusta dormir si no te veo.

 
Amar es saber que te follaría contra cualquier pronóstico de tormenta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario