Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

viernes, 9 de marzo de 2012

Desde mi epicentro.



Después de tanto tiempo me pregunto cómo he llegado a esto.
Cómo puede ser cierto eso de que la vida es una noria que no para de girarn(arriba, abajo, arriba, abajo…). Cómo puede cambiar todo en cuestión de unos meses. Cómo pasar de hacer algo que te encanta, que mantiene tu vida a hacer algo que te amarga, consumiéndote poquito a poco. Cómo he podido pasar de saberme de memoria todos los vértices de una persona a no acordarme ni siquiera de su voz. Cómo ha pasado…cómo mi compañera de aventuras y yo nos hemos convertido en dos completas desconocidas que ni se miran al cruzarse por la calle. Cómo se consigue sentir que puedes dejar tu vida en manos de una persona, y al día siguiente, dudar de cada palabra que sale por su boca. ¿En qué momento exacto comenzó el declive? No lo se…No me gusta esto. No me gusta haber perdido a tanta gente en tan poco tiempo. Me da miedo convertirme en otra persona. Ya me he transformado demasiadas veces supongo. Quiero conformarme un poco, dejar de exigir(me), aprender a confiar, dejarme llevar (sí, se que sigue sonando demasiado bien.) Y sacar el valor de debajo de mi cama (o dónde coño se encuentre), para decirle a mi compañera de aventuras que la echo de menos y que
no quiero que pase un día más sin decirle que la necesito, al chico de los mil vértices preguntarle como está, y volver a escuchar su voz. Volver a dejar mi vida en mis manos sin miedo a que se me caiga al suelo y se rompa en mil pedazos. Quiero volver a gustarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario