Me acuerdo que era pequeña y me acuerdo porque
mi barbilla no llegaba al borde de la mesa, y tenía que ponerme de puntillas
cada vez que quería que alguien me hiciera caso. Vivía en la misma casa, en mi
mundo y rodeada de ciudad. Me dedicaba a inventarme juegos solitarios para
poder divertirme. Unos días era la dueña de un hotel,y alquilaba habitaciones a
señores importantes de negocios, que apuntaba en mi libreta. Otros, me dedicaba
a enseñar a mis muñecos matemáticas en la mini pizarra de mi habitación. También
cosía trajes para mis muñecas, porque a veces tenían fiestas y tenían que ir
muy guapas. Los días de lluvia me encerraba en el salón con una película de
Disney,y me imaginaba como una princesa de esas que siempre acababan con un
final feliz. Y era una calma bonita. No necesitaba nada más que aquella
imaginación desbordante que me hacía tan sumamente feliz. Coger un ramo de
margaritas cada mañana y ponerlo en un jarrón. Sentarme a dibujar. Y mis
preocupaciones? Todavía no habían llegado, aún estaban de camino.
Esa calma, preciosa, infinita, que se siente cuando eres
pequeño y el mundo te parece inmenso. Cuando lo más importante es llenar el
tazón de cereales y galletas de dinosaurios.
Nadie.
No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario