Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

lunes, 3 de septiembre de 2012

" Perdonad, estábamos jugando al escondite"





Habíamos escapado sin mirar atrás, recorriendo carreteras interminables en un bonito descapotable. Comiendo en pueblos perdidos cercanos a alguna carretera, con mi vestido azul cielo y tú, con tu camisa blanca, llenos de vida. Yo te decía frases dramáticas cada vez que parábamos a repostar y tú me besabas como si no me fueses a ver nunca más.  Paseábamos por la playa con las maletas en la mano, tumbándonos a dormir en la arena, con un sol que no perdona. Nos queríamos por las noches, y hacíamos el amor por las mañanas. Después del “Buenos días, preciosa” tocaba buscar un buen sitio para desayunar. Nos perdíamos en el café, y no necesitábamos decirnos nada, con mirarnos sabíamos hacía donde iba a continuar nuestro viaje. Éramos el destino del otro.

Y la vida eran esos instantes, los semáforos que nos hacían pararnos a respirar. Los desayunos inesperados y las cenas en medio de la nada, simulando escapar del tiempo. Escapando de los relojes. Y tú contándome aquella película de “La vida es bella” mientras yo me quedaba dormida escuchándote, sintiéndome segura contigo. Tranquila.

 Y así pasaban los días, nosotros como protagonistas de una película que nunca se rodaría. En un viaje hacía “ninguna parte”, sin duda, el mejor lugar del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario