Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

viernes, 26 de octubre de 2012

Eternos.




Ya no verás mi habitación. Ni el rosa de mis paredes. Ni el cuadro de la Gran Manzana que cuelga de ellas. Ya no te pararás a ver todas las fotos colgadas, que hacen cada rincón tan mío. Ni leerás todas las frases que rodean mi puerta y que nunca te dije. Ya no sabrás que libros llenan mis estanterías, ni cuantas revistas de moda impregnan mi habitación. Nunca verás mi lista de cosas por hacer antes de morirme. Ni mi colección de zapatillas de ballet. Nunca verás lo grande que es mi nuevo armario, y tampoco todos los recuerdos que he metido  en él. No verás mi reloj  de flores de los años 50, que hace tiempo dejó de marcar las horas. Ni mi póster de algún café de Paris donde volveré algún día. Ya no verás mi colcha, ni mis ojos ilusionados y orgullosos al contarte que me la hizo la persona más importante de mi vida. Nunca sabrás lo que ven mis ojos cada vez que me asomo a la ventana. Y ya no nos tumbaremos en mi cama para callar a los vecinos con nuestros orgasmos.

Alguien me dijo que mientras no elijamos, todo es posible. Aunque esta vez, contigo ya no lo es. Yo ya elegí hace mucho que tú no eras para mí. Y que mi habitación ya no olía a ti.
 
 
 
 
"No quise retenerla ¿De qué hubiera servido deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo mirando por
encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa,
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno."
 J.Sabina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario