Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

martes, 25 de junio de 2013

Te espero en páginas no escritas.

 
 
Te habías despedido.  Era una de estas despedidas que te partían en dos y te dejaban el corazón hecho añicos. Todo el suelo estaba lleno de pedazos. Como un puzzle que no encaja. Como la vida cuando nos frena de golpe. He perdido la voz en sueños despiertos gritando tu nombre, he muerto en todas las esquinas de tu cuerpo, y me quedé dormida en tu pecho y ya no sé dormir en mi cama.
Tan grande y tan lejos.
He andado por las calles odiando mis ojos, mi piel, mi pelo y hasta mi sonrisa. He cogido trenes imaginarios buscándote al final del vagón, con la camiseta de rayas y la mirada despeinada sonriéndome.   
Y ahora no hago más que echarte de menos, y no hay nada más grande que tu abrazo al despedirte, “más fuerte, cómo si me quisieras romper” y vaya si estoy rota. No quiero que duela. No quiero que me duelas. Volverás a irte y todas las canciones me hablarán de ti.
Tendré que coger aviones sola, escribirte en los aeropuertos, cogerme a mí misma de la mano en el despegue y en el aterrizaje. Volveré a olvidarme de la felicidad. Y tú olvidarás a aquella que te volvía loco en todos los sentidos.  
Compraré flores, dormiré entre libros, volveré a esa playa una y otra vez, y miraré la luna. Esa luna llena que fue cómplice de nuestros besos.
Y puede que algún día me olvide del olor de tu cuello. O puede que lo recuerde siempre porque estarás aquí. Conmigo. Y puede también que no tenga que olvidarme de la felicidad.
Que esta noche, te necesito jodidamente a mi lado.
 

3 comentarios:

  1. Está lectura con canciones tipo "I Lived" (One Republic) ó "Tu mirada me hace grande" (Maldita Nerea) creo que sería más entretenida.

    "Anomymous". Así se llama una de las últimas películas de R. Emmerich (basada en hechos reales), cuya trama consiste en desmontar la teoría acerca de la grandiosidad de Shakespeare y sus textos. Según parece, el no escribía esas obras tan grandiosas que han dado la vuelta al mundo y que han enamorado al planeta; sino que tenía un, vulgarmente llamado "negro" que era el que escribía todas sus obras y que jamás salió (ni saldrá) a la luz. Pues bien, en ese punto me encuentro yo...y no. A la vez. Me gustaría ser cada uno de los personajes de esta trama...Shakespeare para que alguien me escribiese esto que quiero a continuación y que yo no voy a saber expresar; y a la vez me gustaría ser lo que soy en este caso, el "anonymous". Pero...con este último personaje tengo mis dudas. Me gustaría más ser el"anonymous" para siempre o por el contrario dejar de serlo pronto y quedarme afónico gritando a los 4 vientos a quién quiero? Creo que quiero ser el 2º pero siempre seré el 1º, un perdedor en toda toda regla. Un infeliz para el resto de su vida. Me lo pido! Por 4 ratos, ha valido la pena.

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  2. Dicho esto. No sabes quien soy, pero yo si sé quién quiero ser y a qué quiero jugar y, como un niño pequeño, quiero jugar ahora, YA! El juego consiste en lo siguiente...no soy de quién hablas en tus relatos, pero voy a ponerme en la piel de quién quiera que sea esa persona y a expresar libremente lo que quiero. Ser el "anonymous" tiene esa ventaja y para una que tiene, no conviene desaprovecharla.

    "Te habías despedido. Era una de esas despedidas..." Vale si, él se tenía que marchar, pero su corazón se quedó roto, junto al tuyo. Él lo podía haber recogido, pero no lo hizo y, no lo hizo, porque prefirió dejarlo allí, junto a los pedazos del de la mujer que...de la mujer. Esa era una de las claves. Tú hablas de una despedida porque, quizás, sea lo que quieras, pero él no se estaba despidiendo; simplemente se tenía que ausentar un tiempo. Si al recoger los pedazos de tu corazón, hubieras recogido los suyos...te habrías dado cuenta.

    "Me quedé dormida en tu pecho y ya no sé dormir en mi cama..." No lo hagas. No te acostumbres a dormir en tu cama. Malduerme todas las noches, sueña con su pecho hasta conseguirlo para siempre! Hazlo!

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