A veces quiero escribir algo bonito y se me olvida cómo.
Hoy te he visto reír -imaginarte reír es cómo no dejar de hacerlo-. Y yo no puedo, y llorar tampoco.
Venía a decirte que esta gente pensará que he vuelto a escribir versos tristes. Pensarán tal vez -ella va a volver- tú en cambio, sabes que nunca me he ido. Nunca.
También venía a decirte que no te vayas, porque mi mundo sin ti sería raro, más raro aún y triste, eso seguro. Y ninguno de los dos sabríamos a qué hemos venido aquí esta noche, y la de anoche y la anterior.
Venía a decirte que me da igual lo que digas, que medio siglo no es suficiente para celebrar que te he conocido. Idiota.
En realidad venía a escribirte una amenaza, en letras gigantes para que te enteres bien. Mañana puedes hacer lo que quieras, pero para mí, tú siempre serás ese loco con el pelo peinado y no, que me volvió loca hace ya unos años, sin un por qué y un: no sin ti.
Por último, venía a decirte que no me iba.
Pero eso tú ya lo sabes.
"Espero que dentro de 100 años
nos sigan recordando como un pequeño huracán
y no como un fuerte viento."
No hay comentarios:
Publicar un comentario