Era preciosa, preciosa y feliz. Siempre lo había sido. Sonreía a todas horas y amaba la vida casi tanto como una madre a su hijo, por encima de todo, de cualquier cosa.
Un mal día, su perfecto mundo cayó, la invadió algo terrible e inexplicable que se apoderó de ella y rompió todo en mil pedazos o más. Empezó a ver la vida de forma distinta, conoció la peor parte de ella, y la peor del ser humano (o casi). Aquella característica sonrisa pasó a ser una mueca forzada a duras penas, los grandes ojos expresivos se tornaron grises y apagados, casi tanto como sus días. Y aquel inigualable don de irradiar energía murió, como tantas otras de sus pasiones.
Ha pasado ya algún tiempo (demasiado quizás), y a día de hoy continúa peleando para volver a recuperar a la chica que fue. La que se iba a comer el mundo. Todos los días se hace una promesa “Hoy si que si mi niña”, pero se acaba rindiendo, abandonando contra aquel otro luchador incansable una vez tras otra, dejándose caer al vacío sin nadie que pare esos golpes.
Sin embargo, yo estoy segura de una cosa, y es que un día podrá, hoy va a poder de hecho, va a ganar ese combate, y va a ponerle una gran zancadilla a su contrincante para que esta vez sea él el que caiga al vacío (para siempre).Y hoy va a volver a ser la que era, y por supuesto, se va a comer el mundo.
Un mal día, su perfecto mundo cayó, la invadió algo terrible e inexplicable que se apoderó de ella y rompió todo en mil pedazos o más. Empezó a ver la vida de forma distinta, conoció la peor parte de ella, y la peor del ser humano (o casi). Aquella característica sonrisa pasó a ser una mueca forzada a duras penas, los grandes ojos expresivos se tornaron grises y apagados, casi tanto como sus días. Y aquel inigualable don de irradiar energía murió, como tantas otras de sus pasiones.
Ha pasado ya algún tiempo (demasiado quizás), y a día de hoy continúa peleando para volver a recuperar a la chica que fue. La que se iba a comer el mundo. Todos los días se hace una promesa “Hoy si que si mi niña”, pero se acaba rindiendo, abandonando contra aquel otro luchador incansable una vez tras otra, dejándose caer al vacío sin nadie que pare esos golpes.
Sin embargo, yo estoy segura de una cosa, y es que un día podrá, hoy va a poder de hecho, va a ganar ese combate, y va a ponerle una gran zancadilla a su contrincante para que esta vez sea él el que caiga al vacío (para siempre).Y hoy va a volver a ser la que era, y por supuesto, se va a comer el mundo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEra preciosa y feliz. Es preciosa y feliz. Preciosa porque así nació, y feliz porque ya ha ganado ese combate, ya ha podido. Ayer pudo, hoy puede y mañana podrá. El mundo está esperando que se lo coma. SÍ QUE SÍ, MI NIÑA. EL CONTRINCANTE HA PERDIDO PARA SIEMPRE. Y esos grandes ojos no dejarán de brillar nunca más. Yo lo sé, y ella también.
ResponderEliminar