No creía en el amor, ni en las
casualidades, ni en el factor sorpresa, ni en los besos a escondidas, ni en las
miradas que enamoran. Por eso, empecé a buscar algo en lo que podía creer. Y de
todas las cosas posibles, me quedé contigo. Siempre me dijeron que algunas
veces se perdía y otras se ganaba. Pero yo estaba acostumbrada a ser ganadora. Siempre.
Y tuviste que llamar a mi puerta para demostrarme que es cierto eso de que
algunas veces se pierde. Contigo perdí mucho más que los granizados de limón en
las noches de verano, mucho más que los versos susurrados a media tarde, mucho
más que las estrellas que traías cada noche a mi cama. Queriéndome más que
nunca. Queriéndote más que a nadie. Me
perdí a mi misma…y también a ti. Te llevaste mi sueño, y mis ganas de dormir.
Dejaste un hueco en mi cama, sin embargo, en mis recuerdos llenaste todo el
espacio posible. Con tantas imágenes felices, con tantas sonrisas, respirando
esa sensación que hace tanto tiempo que no tengo, que quizás no sepa ya ni a
qué sabe.
Ahora la película ha terminado, apareció”
The end” en la pantalla, bien grande, para que lo viera de una vez. Para que me
diera cuenta de que esas noches entre sábanas violetas, risas, miradas y gemidos, se habían esfumado.
Ya no estaban. Y puede que algún día regresen, y puede también… que esta vez
gane yo.
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