Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

jueves, 28 de agosto de 2014

Ven, cómo si no supiéramos echar de menos.



A él.


Estoy aquí sabiendo que parte de mí está ahí, contigo, esperando otros cinco minutos de abrazo.
Estoy aquí haciendo de mi cama, una cama mejor donde encontrarte y que me encuentres, queriendo hacerte cosquillas sin ropa y sin aliento cuando estés triste.
Y ponerte canciones que hablen de ti, o de mí.
Que te parezca que saltar al abismo no sea más que volar un rato…
Estoy aquí, soñando con soñar a tu lado, pensando en qué desayuno te haré el domingo, segura de que aunque odies desayunar, necesitarás fuerzas cuando tengas resaca de los besos con los que te emborracharé la noche de antes, deseando que mañana no te vayas, que no haya distancia que nos separe, otra vez.
Estoy aquí mirando la sombra del gato que maúlla al vernos, que se arrastra por las esquinas buscando mimos celoso, de que seamos nosotros quiénes terminemos acurrucados el uno con el otro esta vez.
Estoy aquí, pero ahí también, contigo.
Y estoy feliz de haberte encontrado, porque te he encontrado y sé entonces, que tú también me buscabas, y que ahora estás ahí y aquí, conmigo. 
Y sonrío.

1 comentario: