Nadie.

No. No lo sabéis, ni lo sabe nadie. No sabéis cuanta pasión generan ciertas cosas, no sabéis como pienso, no sabéis como actuaría ante cierta situación, ni cual será mi siguiente paso. No sabéis hasta que punto soy capaz, capaz de lo que sea, eso no importa: capaz; ni cuanto cabe en mí, ni cuanto reboso, cuando me colmo o cuando me vacío. No lo sabéis. No sabéis a cuanta impotencia puedo llegar a dar cobijo, ni sabéis en que punto exacto pierdo el control y me dejo dominar por un impulso, una corazonada. No sabéis cuantas veces al mes calibro mis ánimos. Ni cuanto me gusta ser absurda, ni sabéis si lo soy. No sabéis que porcentaje de risas desearía poder descomponer en lágrimas, ni sabéis si sería posible que eso ocurriera. No sabéis si no os dejo saberlo por pasotismo, vergüenza, desconfianza o prudencia. Pero es que si os lo contara, ya sabríais más que yo.

jueves, 27 de diciembre de 2012

A mi pequeño gran amor.





Él sonríe.
Y de repente todos los años  de evolución, toda la naturaleza, Darwin, los experimentos con guisantes, el paleolítico, el neolítico, la rueda, el fuego, la noche, el día, la caza, la pesca, la luz, Edison, la bombilla, el telégrafo, el teléfono, la paz, las banderas blancas, la ropa, vestirse, desvestirse, desnudarse, la química, la física, Einstein, Picasso, la pintura, el arte, la danza, la escultura, la escritura, Hemingway, el mar, París, la lluvia, el frio, la magia, los trucos, los tratos, lo absurdo, el amor, la velocidad, el aire, la marihuana, la medicina, los venenos, los libros, los bolígrafos, los pinceles, los lienzos, los silencios, los gritos, los orgasmos,  los susurros, las inspiraciones, las expiraciones, los abrazos y patadas. Los puñetazos y caricias. Alicia y sus maravillas, correr detrás del conejo blanco, las dudas, las certezas, el sueño,  el insomnio, el chocolate, la vainilla y el coco. Ir al cine, al teatro, correr, actuar, bailar,  besar, lamer, reír, disfrutar, hacer el amor, la felicidad, la vida…todo, de repente todo tiene sentido.




miércoles, 19 de diciembre de 2012

Más grande que todo.

 



Como si estuvieras en una gasolinera en medio del desierto,  en silencio, escuchándote solo a ti, moviendo el aire con las manos.  Como si el tiempo fueran unas hormigas recorriendo tu espalda, como si algo te apretara tan fuerte el pecho que no te dejara ni respirar. Como sobrevivir al tiempo y a lo injusto. Como subirse a una montaña rusa y desabrocharse el cinturón, como dejarse caer al vacío gritando  con impotencia. La soledad en todas sus manifestaciones, una taza de café caliente y solitario, abandonada y olvidada en medio de la cocina. La hoja de un libro arrancada, volando por las calles de la ciudad, como enterrar un recuerdo, como tapar con un puñado de piedras el laberinto (a veces dañino) de la memoria.

Como sobrevivir a la nostalgia, dormir sin poder hacerlo. Coger el metro, y sonreír a desconocidos, leer hasta que las palabras se te salgan por los ojos, beber hasta que los recuerdos desfilen uno a uno delante de ti. Y entonces, te burles y te rías de todos esos que te hicieron daño. Guardar el corazón en una botella en la nevera. O mejor, congelarlo todo. Congelarte por dentro…

 
El pasillo parece largo, la habitación a veces resulta un túnel sin salida, y ni siquiera gritar sirve para algo.  Así que lo que tienes que hacer es: “Abre la persiana, suéltate el pelo, y baila por el pasillo” cuando hayas acabado, párate a mirar todo lo que te rodea, y entonces date cuenta de que todo absolutamente todo es bonito, y si no lo es, es cuestión de horas  que lo sea.
Tú eres mucho más grande que la tristeza. Mucho más grande que todo, tienes una sonrisa más grande que nadie y el mundo te echa de menos. Ahora baila.


 
“Hay que tener fe en uno mismo, ahí reside el secreto.
Aun cuando estaba en el orfanato
y recorría las calles buscando qué comer para vivir,  incluso entonces,
me consideraba el actor más grande del mundo.
Sin la absoluta confianza en sí mismo, uno está destinado al fracaso”
 
Charles Chaplin.
 

domingo, 28 de octubre de 2012

Bienvenido frío.





Entre el frío imagino mil historias. Creo ver a un importante banquero, tirando al aire millones de billetes y escapando de su vida. Una estudiante que vive sola y da de comer a sus peces de colores, mientras escucha en las noticias que el mundo cada día está peor y nadie hace nada. La viejecita del primer piso pasea a su perrito porque no tiene nada mejor que hacer, eso, y cocinar para uno los mejores manjares. Un niño dibujando por primera vez el sol, y escribiendo al lado: “Para ti, mami”. Una viuda que ha perdido a su marido años atrás y le escribe todas las noches. “Por aquí todo sigue igual de triste,  aunque esta mañana he sonreído porque el perro de la vecina se llamaba como tú, Alfredo, curioso nombre.  También porque nuestro hijo me ha regalado un dibujo precioso, en el que tú lo iluminabas todo”. Esta noche la estudiante del ático ha invitado a cenar al importante banquero, lo único que sabe cocinar, pollo al horno. Pero ella sabe que lo importante es el postre, sonríe mirándose al espejo. Se pone algo de rímel y espera a que llegue la hora: 22:00. Una pareja adolescente se besa y apura el último latido antes de que llegue el último autobús. Se besan como quién no ha besado nunca y esta loco por comerse el mundo de un bocado. Un mendigo en la esquina se resguarda del frío fumando lo que queda de una colilla que ha encontrado en el suelo. Observa la escena y recuerda su primer amor. La chica enamorada vuelve a casa, Con la ropa arrugada, los labios rojos e hinchados, y una sonrisa llena de sueños. Su padre el banquero tiene una cita, por lo que llegará tarde, de nuevo está sola en casa. Su padre se come a su cita a besos y ha dejado el postre en el plato, toca comerse por dentro y dejarse de tartas. Esa noche llega a casa con 10 sueños más y 10 años menos. El mundo está cada día peor, los días van y vienen cómo trenes sin estación. Hay personas que mueren, otras que siguen viviendo pero están muertas, que no saben dónde buscarse. El periódico de hoy recomienda que nos amemos, que olvidemos el pasado y el futuro. Que vivamos cada día cómo si fuera el último. “Haz todo lo que sientas, y siente todo lo que hagas” Así reza el titular. Y este frío se me antoja precioso. Y hay días montaña en los que tienes que escalar, y noches preciosas si terminan contigo. Podemos ser como los adolescentes que se aman sin pensar el mañana, o como el importante banquero y su cita, rompiendo los muelles del colchón a base de felicidad. Os juro que he aprendido algo en estos años, y es lo importante que resulta volver a casa sonriendo por las noches. Pese al tedio, la rutina, el gris…pese a todo, tenemos que disfrutar de lo precioso que puede llegar a ser la rutina.

sábado, 27 de octubre de 2012




Hablábamos de canciones, de los Rolling, de que un puente no se sostiene de un solo lado, de la poesía en las azoteas, de los platos colocados con sumo cuidado sobre la mesa, una flor en un jarrón, justo en medio, y los rayos de sol entrando por la ventana. De que tengo una floristería debajo de mi casa, y la mujer que trabaja allí hace ramos de rosas cada mañana. Ya nadie regala ramos de rosas. Y tú, que hueles a invierno, a frio, y tu espalda eterna y segura, donde ya no duermo desde hace mucho.

Hablábamos de que hace demasiado que no cojo un tren y me escapo unos días. Y que el amanecer desde la playa es lo más bonito que hay. Y que cada noche cenábamos arroz tres delicias buscándole las delicias, que nunca tenía, que eran dos guisantes y un trozo de zanahoria. Y que en esta casa pasan las horas muy  lentamente y sin embargo, nunca tengo tiempo de nada.  Quién me ha visto volar sabe que puedo llegar muy alto. Y que hoy tengo ganas de volar, y escapar de aquí. De coger el primer vuelo que pase con destino a algún lugar. A perderme, para volver a encontrarme otra vez. Y tengo ganas de enamorarme , y de vivir con sonrisa permanente,  y de llorar de la risa hasta que mi tripa no pueda más.  Y de soñar con los pies al compás de Beethoven.

 Y que me sobran las ganas, los miedos, la ilusión, la sonrisa, las inseguridades, la indecisión, la responsabilidad, la locura…Que me sobran los motivos.


 
"Más de cien palabras, más de cien motivos
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena."


viernes, 26 de octubre de 2012

Eternos.




Ya no verás mi habitación. Ni el rosa de mis paredes. Ni el cuadro de la Gran Manzana que cuelga de ellas. Ya no te pararás a ver todas las fotos colgadas, que hacen cada rincón tan mío. Ni leerás todas las frases que rodean mi puerta y que nunca te dije. Ya no sabrás que libros llenan mis estanterías, ni cuantas revistas de moda impregnan mi habitación. Nunca verás mi lista de cosas por hacer antes de morirme. Ni mi colección de zapatillas de ballet. Nunca verás lo grande que es mi nuevo armario, y tampoco todos los recuerdos que he metido  en él. No verás mi reloj  de flores de los años 50, que hace tiempo dejó de marcar las horas. Ni mi póster de algún café de Paris donde volveré algún día. Ya no verás mi colcha, ni mis ojos ilusionados y orgullosos al contarte que me la hizo la persona más importante de mi vida. Nunca sabrás lo que ven mis ojos cada vez que me asomo a la ventana. Y ya no nos tumbaremos en mi cama para callar a los vecinos con nuestros orgasmos.

Alguien me dijo que mientras no elijamos, todo es posible. Aunque esta vez, contigo ya no lo es. Yo ya elegí hace mucho que tú no eras para mí. Y que mi habitación ya no olía a ti.
 
 
 
 
"No quise retenerla ¿De qué hubiera servido deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo mirando por
encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa,
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno."
 J.Sabina.

domingo, 7 de octubre de 2012

Se trata de quererte sin más.





Él es de esas personas que te llenan la vida muchas veces solo con estar en ella. Él es de esas personas a las que te quedarías abrazada horas y horas, sin necesitar ningún motivo. Él es de esas personas que usa métodos extraños e injustificables para demostrar su amor, su cariño. Él es de esas personas que ni con distancia o peleas se las puede alejar.  De esas que una ama de forma inexplicable de la noche a la mañana, y así todos los días. Aunque discuta con él, también todos los días, o casi. Él es de esas personas que se convierten en tu talón de Aquiles cuando lo tocan o le hacen daño, aunque no se lo digas, el dolor termina siendo compartido. Él es de esas personas irremplazables siempre, que necesitas contigo. Él es de esas personas que no se pueden calificar, porque sencillamente para mí, es y será el mejor en todo lo que haga. Esto va por él, y por las pocas veces que le digo que lo quiero. Aunque lo quiera más que a nadie.
 
 
 
"Y morirme contigo si te matas,
y matarme contigo si te mueres,
porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren."
J.Sabina.


domingo, 30 de septiembre de 2012

Ojos tristes.




Lo peor de todo son las noches solitarias, las cartas sin destino, el corazón girando en espiral y el estómago hecho un nudo. Lo peor son los camiones de basura despertándonos de madrugada, ese silencio lleno de ruido. Que nos mata. Que te mata. Lo peor son las mañanas en las que no sabes si ponerte un vestido porque tu cuerpo no es capaz de brillar hoy, ni de bailar por el pasillo. Y  la cafetera, y su sonido, y el café amargo e insípido. Y no hay nada en esas mañanas grises y frías que te rescate. Las ojeras antes de entrar a clase. Sin sonrisa. Las agujas del reloj haciendo de las suyas en tu contra.

Las noches sin estrellas.

Y tú, que  ya no me invitas a bailar, ni te pierdes en mis ojos, que ya no sabes ni el color que tienen. Los libros de mi mesita me están gritando palabras. Y yo, sigo ignorándolos sin querer. Y sin embargo, los amantes se siguen besando bajo la lluvia, aun en estos días grises.

Lo peor es que todas las canciones hablan de amor, y que yo ya olvidé tus lunares. Que las luces de la ciudad ya no alumbran nuestras noches, y aquí todo ha empezado a olvidarse demasiado deprisa. Es el principio del fin, todo suena igual que esa noche que te hice el amor sabiendo que era la última, como cuando en esa montaña rusa mi sonrisa salió volando por los aires. Siempre tuviste los ojos tristes, y he de confesarte que me gustaron nada más verlos. Solo puedo decirte que, hasta otro día, ojos tristes, ojos grises.




                                                                                                      "La libertad de su amor
                                                                                                          era no pedir ni esperar nada."